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Éxodo 3

1 Moisés y la zarza ardiente
Cierto día Moisés se encontraba apacentando el rebaño de su suegro, Jetro,
quien era sacerdote de Madián. Llevó el rebaño al corazón del desierto y llegó al Sinaí,
el monte de Dios.
2 Allí el ángel del Señor
se le apareció en un fuego ardiente, en medio de una zarza. Moisés se quedó mirando lleno de asombro porque aunque la zarza estaba envuelta en llamas, no se consumía.
3 «Esto es increíble —se dijo a sí mismo—. ¿Por qué esa zarza no se consume? Tengo que ir a verla de cerca».
4 Cuando el Señor
vio que Moisés se acercaba para observar mejor, Dios lo llamó desde el medio de la zarza:
—¡Moisés! ¡Moisés!
—Aquí estoy —respondió él.
5 —No te acerques más —le advirtió el Señor
—. Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra santa.
6 Yo soy el Dios de tu padre,
el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.
Cuando Moisés oyó esto, se cubrió el rostro porque tenía miedo de mirar a Dios.
7 Luego el Señor
le dijo:
—Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. He oído sus gritos de angustia a causa de la crueldad de sus capataces. Estoy al tanto de sus sufrimientos.
8 Por eso he descendido para rescatarlos del poder de los egipcios, sacarlos de Egipto y llevarlos a una tierra fértil y espaciosa. Es una tierra donde fluyen la leche y la miel, la tierra donde actualmente habitan los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos.
9 ¡Mira! El clamor de los israelitas me ha llegado y he visto con cuánta crueldad abusan de ellos los egipcios.
10 Ahora ve, porque te envío al faraón. Tú vas a sacar de Egipto a mi pueblo Israel.
11 Pero Moisés protestó:
—¿Quién soy yo para presentarme ante el faraón? ¿Quién soy yo para sacar de Egipto al pueblo de Israel?
12 Dios contestó:
—Yo estaré contigo. Y esta es la señal para ti de que yo soy quien te envía: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, adorarán a Dios en este mismo monte.
13 Pero Moisés volvió a protestar:
—Si voy a los israelitas y les digo: “El Dios de sus antepasados me ha enviado a ustedes”, ellos me preguntarán: “¿Y cuál es el nombre de ese Dios?”. Entonces, ¿qué les responderé?
Dios le contestó a Moisés:
14 —Y
Señor
Señor
.
Dile esto al pueblo de Israel: “Y
Señor
me ha enviado a ustedes”.
15 Dios también le dijo a Moisés:
—Así dirás al pueblo de Israel: “Yahveh,
el Dios de sus antepasados, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a ustedes.
Este es mi nombre eterno,
el nombre que deben recordar por todas las generaciones”.
16 »Ahora ve y reúne a los ancianos de Israel y diles: “El Señor
, el Dios de sus antepasados —el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob— se me apareció y me dijo: ‘He estado observando de cerca y veo el trato que reciben de los egipcios.
17 Prometí rescatarlos de la opresión que sufren en Egipto. Los llevaré a una tierra donde fluyen la leche y la miel, la tierra donde actualmente habitan los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos’”.
18 »Los ancianos de Israel aceptarán tu mensaje. Entonces tú y los ancianos se presentarán ante el rey de Egipto y le dirán: “El Señor
, Dios de los hebreos, vino a nuestro encuentro. Así que permítenos, por favor, hacer un viaje de tres días al desierto para ofrecer sacrificios al Señor
, nuestro Dios”.
19 »Pero yo sé que el rey de Egipto no los dejará ir a menos que sea forzado por una mano poderosa.
20 Así que levantaré mi mano y heriré a los egipcios con todo tipo de milagros que realizaré entre ellos. Entonces, al fin, el faraón los dejará ir.
21 Además haré que los egipcios los miren con agrado. Les darán obsequios cuando salgan, de modo que no se irán con las manos vacías.
22 Toda mujer israelita pedirá a sus vecinas egipcias y a las mujeres extranjeras que vivan con ellas toda clase de objetos de plata y de oro, y prendas costosas. Con estos vestirán a sus hijos e hijas. Así despojarán a los egipcios de sus riquezas.
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Éxodo 4

1 Señales del poder del Señor
Sin embargo, Moisés protestó de nuevo:
—¿Qué hago si no me creen o no me hacen caso? ¿Qué hago si me dicen: “El Señor
nunca se te apareció”?
2 Entonces el Señor
le preguntó:
—¿Qué es lo que tienes en la mano?
—Una vara de pastor —contestó Moisés.
3 —Arrójala al suelo —le dijo el Señor
.
Así que Moisés la tiró al suelo, ¡y la vara se convirtió en una serpiente! Entonces Moisés saltó hacia atrás.
4 Pero el Señor
le dijo:
—Extiende la mano y agárrala de la cola.
Entonces Moisés extendió la mano y la agarró, y la serpiente volvió a ser una vara de pastor.
5 —Realiza esta señal —le dijo el Señor
—, y ellos creerán que el Señor
, el Dios de sus antepasados, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, de veras se te apareció.
6 Luego el Señor
le dijo a Moisés:
—Ahora mete la mano dentro de tu manto.
Entonces Moisés metió la mano dentro de su manto, y cuando la sacó, la mano estaba blanca como la nieve, afectada por una grave enfermedad de la piel.
7 —Ahora vuelve a meter la mano dentro de tu manto —le dijo el Señor
.
Así que Moisés metió la mano de nuevo, y cuando la sacó, estaba tan sana como el resto de su cuerpo.
8 El Señor
le dijo a Moisés:
—Si no te creen ni se convencen con la primera señal milagrosa, se convencerán con la segunda.
9 Y si no te creen ni te escuchan aun después de estas dos señales, entonces recoge un poco de agua del río Nilo y derrámala sobre el suelo seco. En cuanto lo hagas, el agua del Nilo se convertirá en sangre sobre el suelo.
10 Pero Moisés rogó al Señor
:
—Oh Señor, no tengo facilidad de palabra; nunca la tuve, ni siquiera ahora que tú me has hablado. Se me traba la lengua y se me enredan las palabras.
11 Entonces el Señor
le preguntó:
—¿Quién forma la boca de una persona? ¿Quién decide que una persona hable o no hable, que oiga o no oiga, que vea o no vea? ¿Acaso no soy yo, el Señor
?
12 ¡Ahora ve! Yo estaré contigo cuando hables y te enseñaré lo que debes decir.
13 Pero Moisés suplicó de nuevo:
—¡Te lo ruego, Señor! Envía a cualquier otro.
14 Entonces el Señor
se enojó con Moisés y le dijo:
—De acuerdo, ¿qué te parece tu hermano Aarón, el levita? Sé que él habla muy bien. ¡Mira! Ya viene en camino para encontrarte y estará encantado de verte.
15 Habla con él y pon las palabras en su boca. Yo estaré con los dos cuando hablen y les enseñaré lo que tienen que hacer.
16 Aarón será tu vocero ante el pueblo. Él será tu portavoz, y tú tomarás el lugar de Dios ante él al decirle lo que tiene que hablar.
17 Lleva contigo tu vara de pastor y úsala para realizar las señales milagrosas que te mostré.
18 Moisés regresa a Egipto
Luego Moisés volvió a la casa de Jetro, su suegro, y le dijo:
—Por favor, permíteme volver a Egipto para visitar a mis parientes. Ni siquiera sé si todavía viven.
—Ve en paz —le respondió Jetro.
19 Antes de que Moisés saliera de Madián, el Señor
le dijo: «Regresa a Egipto, porque ya han muerto todos los que querían matarte».
20 Así que Moisés tomó a su esposa y a sus hijos, los montó en un burro, y regresó a la tierra de Egipto. En la mano llevaba la vara de Dios.
21 El Señor
le dijo a Moisés: «Cuando llegues a Egipto, preséntate ante el faraón y haz todos los milagros que te he dado el poder de realizar. Pero yo le endureceré el corazón, y él se negará a dejar salir al pueblo.
22 Entonces le dirás: “Esto dice el Señor
: ‘Israel es mi primer hijo varón.
23 Te ordené: deja salir a mi hijo para que pueda adorarme, pero como te has negado, ¡ahora mataré a tu primer hijo varón!’”».
24 Rumbo a Egipto, en un lugar donde Moisés se detuvo con su familia para pasar la noche, el Señor
enfrentó a Moisés y estuvo a punto de matarlo.
25 Pero Séfora, la esposa de Moisés, tomó un cuchillo de piedra y circuncidó a su hijo. Con el prepucio, tocó los pies
de Moisés y le dijo: «Ahora tú eres un esposo de sangre para mí».
26 (Cuando dijo «un esposo de sangre», se refirió a la circuncisión). Después de ese incidente, el Señor
lo dejó en paz.
27 Ahora bien, el Señor
le había dicho a Aarón: «Ve al desierto para encontrarte con Moisés». Así que Aarón fue a encontrarse con Moisés en el monte de Dios y lo abrazó.
28 Moisés le contó todo lo que el Señor
le había ordenado que dijera y también le contó acerca de las señales milagrosas que el Señor
lo mandó a realizar.
29 Luego Moisés y Aarón regresaron a Egipto y convocaron a todos los ancianos de Israel.
30 Aarón les dijo todo lo que el Señor
le había dicho a Moisés, y Moisés realizó las señales milagrosas a la vista de ellos.
31 Entonces el pueblo de Israel quedó convencido de que el Señor
había enviado a Moisés y a Aarón. Cuando supieron que el Señor
se preocupaba por ellos y que había visto su sufrimiento, se inclinaron y adoraron.
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Éxodo 5

1 Moisés y Aarón hablan con el faraón
Después del encuentro con los líderes de Israel, Moisés y Aarón fueron a hablar con el faraón y le dijeron:
—Esto dice el Señor
, Dios de Israel: “Deja salir a mi pueblo para que celebre un festival en mi honor en el desierto”.
2 —¿Ah sí? —replicó el faraón—. ¿Y quién es ese Señor
? ¿Por qué tendría que escucharlo y dejar ir a Israel? Yo no conozco a ese tal Señor
y no dejaré que Israel se vaya.
3 Pero Aarón y Moisés insistieron:
—El Dios de los hebreos nos ha visitado —declararon—. Por lo tanto, déjanos hacer un viaje de tres días al desierto a fin de ofrecer sacrificios al Señor
nuestro Dios. Si no lo hacemos, nos matará con una plaga o a filo de espada.
4 El faraón respondió:
—Moisés y Aarón, ¿por qué distraen al pueblo de sus tareas? ¡Vuelvan a trabajar!
5 Miren, hay muchos de su pueblo en esta tierra y ustedes les impiden continuar su labor.
6 Ladrillos sin paja
Ese mismo día, el faraón dio la siguiente orden a los capataces egipcios y a los jefes de cuadrilla israelitas:
7 «Ya no les provean paja para hacer los ladrillos. ¡Hagan que ellos mismos vayan a buscarla!
8 Pero exíjanles que sigan fabricando la misma cantidad de ladrillos que antes. No reduzcan la cuota. Son unos perezosos; por eso claman: “Déjanos ir a ofrecer sacrificios a nuestro Dios”.
9 Cárguenlos con más trabajo. ¡Háganlos sudar! Así aprenderán a no dejarse llevar por mentiras».
10 Entonces los capataces y los jefes de cuadrilla salieron a informarle al pueblo: «El faraón dice lo siguiente: “Ya no les proporcionaré paja.
11 Tendrán que ir ustedes mismos a conseguirla por donde puedan. ¡Pero deberán producir la misma cantidad de ladrillos que antes!”».
12 Así que el pueblo se dispersó por todo Egipto en busca de hierba seca para usar como paja.
13 Mientras tanto, los capataces egipcios no dejaban de apremiarlos. «¡Cumplan con la cuota diaria de producción —les exigían—, tal como cuando se les proporcionaba la paja!».
14 Después azotaban a los jefes de cuadrilla israelitas que los capataces egipcios habían puesto a cargo de los trabajadores. «¿Por qué no cumplieron con sus cuotas ni ayer ni hoy?», les preguntaban.
15 Entonces los jefes de cuadrilla israelitas fueron a rogarle al faraón:
—Por favor, no trate así a sus siervos —le suplicaron—.
16 Ya no nos dan paja, ¡pero aun así los capataces nos exigen que sigamos haciendo ladrillos! Nos golpean, ¡pero no es nuestra culpa! ¡Es culpa de su propia gente!
17 Pero el faraón gritó:
—¡Ustedes son unos holgazanes! ¡Haraganes! Por eso andan diciendo: “Déjenos ir a ofrecer sacrificios al Señor
”.
18 ¡Vuelvan ya mismo a trabajar! No se les dará paja, pero aun así tendrán que producir la cuota completa de ladrillos.
19 Los jefes de cuadrilla israelitas se dieron cuenta de que estaban en serios problemas cuando les dijeron: «No debe disminuir la cantidad de ladrillos que se fabrica por día».
20 Al salir del palacio del faraón, se cruzaron con Moisés y con Aarón, quienes estaban esperándolos afuera.
21 Los jefes de cuadrilla les dijeron: «¡Que el Señor
los juzgue y los castigue por habernos hecho repugnantes a los ojos del faraón y sus funcionarios! ¡Ustedes mismos les pusieron una espada en la mano, les dieron una excusa para que nos maten!».
22 Entonces Moisés fue ante el Señor
y protestó:
—Señor, ¿por qué trajiste toda esta desgracia a tu propio pueblo? ¿Por qué me enviaste?
23 Desde que me presenté ante el faraón como tu vocero, él se ha vuelto aún más brutal contra tu pueblo, ¡y tú no has hecho nada para rescatarlos!
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Éxodo 6

1 Promesas de liberación
Entonces el Señor
le dijo a Moisés:
—Ahora verás lo que le haré al faraón. Cuando él sienta el peso de mi mano fuerte, dejará salir al pueblo. De hecho, ¡él mismo los echará de su tierra!
2 Dios también le dijo:
—Yo soy Yahveh, “el Señor

.
3 Me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como El-Shaddai, “Dios Todopoderoso”
, pero a ellos no les revelé mi nombre: Yahveh.
4 Y reafirmé mi pacto con ellos, mediante el cual prometí darles la tierra de Canaán donde vivían como extranjeros.
5 Puedes estar seguro de que oí los gemidos de los israelitas que ahora son esclavos de los egipcios, y tengo muy presente mi pacto con ellos.
6 »Por lo tanto, dile al pueblo de Israel: “Yo soy el Señor
. Te libertaré de la opresión que sufres y te rescataré de tu esclavitud en Egipto. Te redimiré con mi brazo poderoso y con grandes actos de juicio.
7 Te tomaré como pueblo mío y seré tu Dios. Entonces sabrás que yo soy el Señor
tu Dios, quien te ha librado de la opresión de Egipto.
8 Te llevaré a la tierra que juré dar a Abraham, a Isaac y a Jacob; te la daré a ti como tu posesión exclusiva. ¡Yo soy el Señor
!”.
9 Así que Moisés le dijo al pueblo de Israel lo que el Señor
había dicho, pero ellos no quisieron escucharlo más porque estaban demasiado desalentados por la brutalidad de su esclavitud.
10 Luego el Señor
le dijo a Moisés:
11 —Vuelve a hablar con el faraón, rey de Egipto, y dile que deje salir de su territorio al pueblo de Israel.
12 —¡Pero Señor
! —contestó Moisés—, si mi propio pueblo ya no quiere escucharme, ¿cómo puedo esperar que me escuche el faraón? ¡Soy tan torpe para hablar!
13 Pero el Señor
habló con Moisés y con Aarón y les dio órdenes para los israelitas y para el faraón, rey de Egipto. El Señor
mandó a Moisés y a Aarón que sacaran de Egipto al pueblo de Israel.
14 Antepasados de Moisés y de Aarón
Los siguientes son los antepasados de algunos de los clanes de Israel:
Los hijos de Rubén, el hijo mayor de Israel, fueron: Hanoc, Falú, Hezrón y Carmi. Sus descendientes formaron los clanes de Rubén.
15 Los hijos de Simeón fueron: Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Zohar y Saúl. (La madre de Saúl fue una mujer cananea). Sus descendientes formaron los clanes de Simeón.
16 Estos son los descendientes de Leví, tal como aparecen en los registros de familia. Los hijos de Leví fueron: Gersón, Coat y Merari. (Leví vivió hasta los ciento treinta y siete años).
17 Entre los descendientes de Gersón se encontraban Libni y Simei, cada uno de ellos llegó a ser el antepasado de un clan.
18 Entre los descendientes de Coat se encontraban Amram, Izhar, Hebrón y Uziel. (Coat vivió hasta los ciento treinta y tres años).
19 Entre los descendientes de Merari estaban Mahli y Musi.
Los siguientes son los clanes de los levitas, tal como aparecen en los registros de familia:
20 Amram se casó con Jocabed, hermana de su padre, y ella dio a luz dos hijos, Aarón y Moisés. (Amram vivó hasta los ciento treinta y siete años).
21 Los hijos de Izhar fueron: Coré, Nefeg y Zicri.
22 Los hijos de Uziel fueron: Misael, Elzafán y Sitri.
23 Aarón se casó con Eliseba, hija de Aminadab y hermana de Naasón. Ella dio a luz a sus hijos Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar.
24 Los hijos de Coré fueron: Asir, Elcana y Abiasaf. Sus descendientes formaron los clanes de Coré.
25 Eleazar, hijo de Aarón, se casó con una de las hijas de Futiel, y ella dio a luz a su hijo, Finees.
Esos son los antepasados de las familias levitas, registrados según sus clanes.
26 El Aarón y el Moisés mencionados en la lista anterior son a quienes el Señor
dijo: «Saquen al pueblo de Israel de la tierra de Egipto como a un ejército».
27 Moisés y Aarón fueron los que hablaron con el faraón, rey de Egipto, acerca de sacar de Egipto al pueblo de Israel.
28 Cuando el Señor
habló con Moisés en la tierra de Egipto,
29 le dijo:
—¡Yo soy el Señor
! Dile al faraón, rey de Egipto, todo lo que te digo.
30 Pero Moisés discutió con el Señor
argumentando:
—¡No puedo hacerlo! ¡Soy tan torpe para hablar! ¿Por qué debe escucharme el faraón?
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Éxodo 7

1 La vara de Aarón se convierte en serpiente
Entonces el Señor
le dijo a Moisés: «Presta mucha atención a lo que voy a decir. Yo haré que para el faraón parezcas como Dios, y tu hermano Aarón, será tu profeta.
2 Dile a Aarón todo lo que yo te mande, y Aarón deberá ordenarle al faraón que deje salir de su territorio al pueblo de Israel.
3 Sin embargo, haré que el corazón del faraón se ponga terco, para poder multiplicar mis señales milagrosas y mis maravillas en la tierra de Egipto.
4 Aun así, el faraón se negará a escucharte; por eso alzaré mi puño contra Egipto. Luego rescataré a mis ejércitos —a mi pueblo, los israelitas— de la tierra de Egipto con grandes actos de juicio.
5 Cuando levante mi mano poderosa y saque a los israelitas, los egipcios sabrán que yo soy el Señor
».
6 Así que Moisés y Aarón hicieron tal como el Señor
les mandó.
7 Moisés tenía ochenta años, y Aarón, ochenta y tres cuando presentaron sus demandas ante el faraón.
8 Después el Señor
les dijo a Moisés y a Aarón:
9 «El faraón les dirá: “Muéstrenme un milagro”. Cuando lo haga, dile a Aarón: “Toma tu vara y arrójala al suelo delante del faraón, y la vara se convertirá en una serpiente”».
10 Entonces Moisés y Aarón fueron a ver al faraón e hicieron lo que el Señor
les había ordenado. Aarón tiró su vara al suelo delante del faraón y de sus funcionarios, ¡y la vara se convirtió en una serpiente!
11 Entonces el faraón llamó a sus sabios y a sus hechiceros, y los magos egipcios hicieron lo mismo con sus artes mágicas:
12 tiraron sus varas al suelo, ¡y las varas también se convirtieron en serpientes! Pero la vara de Aarón se tragó las varas de ellos.
13 Sin embargo, el corazón del faraón siguió endurecido. Continuó negándose a escucharlos, tal como el Señor
había dicho.
14 Plaga de sangre
Luego el Señor
le dijo a Moisés: «El corazón del faraón es obstinado,
y todavía se niega a dejar salir al pueblo.
15 Así que irás a ver al faraón por la mañana, cuando descienda al río. Párate junto a la ribera del río Nilo para encontrarte allí con él. No te olvides de llevar contigo la vara que se convirtió en serpiente.
16 Luego anúnciale lo siguiente: “El Señor
, Dios de los hebreos, me envió a decirte: ‘Deja ir a mi pueblo para que me adore en el desierto’. Hasta ahora te has negado a escucharlo;
17 por lo tanto, esto dice el Señor
: ‘Te mostraré que yo soy el Señor
’. ¡Mira! Con esta vara que tengo en la mano golpearé el agua del Nilo, y el río se convertirá en sangre.
18 Los peces del río morirán, y el río apestará y los egipcios no podrán beber agua del Nilo”».
19 Luego el Señor
le dijo a Moisés: «Dile a Aarón: “Toma tu vara y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto —todos sus ríos, canales, estanques y depósitos de agua—; convierte toda el agua en sangre. En todo Egipto el agua se transformará en sangre, incluso el agua almacenada en vasijas de madera y en tinajas de piedra”».
20 Moisés y Aarón hicieron tal como el Señor
les ordenó. A la vista del faraón y de todos sus funcionarios, Aarón extendió su vara y golpeó el agua del Nilo. De repente, ¡todo el río se convirtió en sangre!
21 Murieron los peces del río y el agua quedó tan asquerosa que los egipcios no podían beberla. Había sangre por todas partes en la tierra de Egipto.
22 Pero los magos de Egipto volvieron a usar sus artes mágicas y también convirtieron el agua en sangre. De modo que el corazón del faraón siguió endurecido y se negó a escuchar a Moisés y a Aarón, tal como el Señor
había dicho.
23 El faraón regresó a su palacio y no le prestó más atención al asunto.
24 Entonces los egipcios cavaron en las riberas del río en busca de agua potable, porque no podían beber el agua del Nilo.
25 Siete días pasaron desde el momento en que el Señor
hirió el Nilo.
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Éxodo 8

1 Plaga de ranas
Entonces el Señor
le dijo a Moisés: «Regresa a ver al faraón y anúnciale lo siguiente: “Esto dice el Señor
: ‘Deja ir a mi pueblo para que me adore.
2 Si te niegas a dejarlo ir, enviaré una plaga de ranas por todo tu territorio.
3 El río Nilo se colmará de ranas. Saldrán del río y se meterán en tu palacio, ¡hasta en tu dormitorio y sobre tu cama! Entrarán en las casas de tus funcionarios y de tu gente. Incluso saltarán en tus hornos y en los recipientes donde amasan tu pan.
4 Las ranas saltarán sobre ti, sobre tu gente y sobre todos tus funcionarios’”».
5 Luego el Señor
le dijo a Moisés: «Dile a Aarón: “Extiende la vara que llevas en la mano sobre los ríos, los canales y las lagunas de Egipto, y haz que aparezcan ranas sobre toda la tierra”».
6 Entonces Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto, ¡y salieron ranas que cubrieron todo el territorio!
7 Pero los magos pudieron hacer lo mismo con sus artes mágicas, también lograron que aparecieran ranas en la tierra de Egipto.
8 Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les suplicó:
—Rueguen al Señor
que quite las ranas de mí y de mi gente. Yo dejaré salir a su pueblo para que ofrezca sacrificios al Señor
.
9 —¡Tú fija la hora! —respondió Moisés—. Dime cuándo quieres que ore por ti, por tus funcionarios y por tu gente. Entonces tú y tus casas se librarán de las ranas, y estas quedarán solo en el río Nilo.
10 —Háganlo mañana mismo —dijo el faraón.
—De acuerdo —respondió Moisés—, se hará como has dicho. Entonces sabrás que no hay nadie como el Señor
nuestro Dios.
11 Las ranas se alejarán de ti y de tus casas, de tus funcionarios y de tu gente. Quedarán solamente en el río Nilo.
12 Entonces Moisés y Aarón salieron del palacio del faraón, y Moisés clamó al Señor
acerca de las ranas que le había enviado al faraón.
13 Y el Señor
hizo exactamente lo que Moisés había predicho. Murieron todas las ranas en las casas, en los patios y en los campos.
14 Los egipcios las apilaron en grandes montones, y un hedor insoportable llenó todo el territorio.
15 Pero cuando el faraón vio que había alivio, se puso terco
y se negó a escuchar a Moisés y a Aarón, tal como el Señor
había dicho.
16 Plaga de mosquitos
Así que el Señor
le dijo a Moisés: «Dile a Aarón: “Extiende tu vara y golpea el suelo. El polvo se convertirá en enjambres de mosquitos por toda la tierra de Egipto”».
17 Entonces Moisés y Aarón hicieron tal como el Señor
les ordenó. Cuando Aarón extendió la mano y golpeó el suelo con su vara, los mosquitos infestaron todo el territorio y tanto los egipcios como sus animales quedaron cubiertos de ellos. Todo el polvo de la tierra de Egipto se convirtió en mosquitos.
18 Los magos del faraón intentaron hacer lo mismo mediante sus artes ocultas, pero esta vez no pudieron. Y los mosquitos estaban sobre todos: gente y animales por igual.
19 «¡Es el dedo de Dios!», exclamaron los magos ante el faraón. Pero el corazón del faraón siguió endurecido y no quiso escucharlos, tal como el Señor
había dicho.
20 Plaga de moscas
Luego el Señor
le dijo a Moisés: «Mañana, levántate temprano y párate delante del faraón cuando baje al río y dile: “Esto dice el Señor
: ‘Deja ir a mi pueblo para que me adore.
21 Si te niegas, enviaré enjambres de moscas sobre ti, tus funcionarios, tu gente y todas las casas. Los hogares egipcios se llenarán de moscas, y el suelo quedará cubierto de ellas.
22 Pero esta vez haré una excepción con la región de Gosén, donde vive mi pueblo. Allí no habrá moscas. Entonces sabrás que yo soy el Señor
, y que estoy presente incluso en el corazón de tu tierra.
23 Haré una clara distinción entre
mi pueblo y tu pueblo. Esta señal milagrosa ocurrirá mañana’”».
24 Y el Señor
hizo tal como había dicho. Una densa nube de moscas llenó el palacio del faraón y las casas de sus funcionarios. Todo el territorio de Egipto entró en un estado de caos por causa de las moscas.
25 Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón y les dijo:
—¡De acuerdo! Vayan y ofrezcan sacrificios a su Dios, pero háganlo aquí, dentro del reino.
26 Pero Moisés respondió:
—Eso no estaría bien. Los egipcios detestan los sacrificios que ofrecemos al Señor
nuestro Dios. Si ofrecemos nuestros sacrificios a la vista de ellos, nos apedrearán.
27 Para ofrecer sacrificios al Señor
nuestro Dios, tenemos que salir al desierto, a una distancia de tres días, tal como él nos ordenó.
28 —Está bien, pueden ir —contestó el faraón—. Los dejaré ir al desierto para ofrecer sacrificios al Señor
su Dios, pero no se alejen demasiado. Apúrense y oren por mí.
29 —En cuanto salga de tu presencia —le respondió Moisés—, oraré al Señor
, y mañana mismo la nube de moscas desaparecerá de ti, de tus funcionarios y de toda tu gente. Pero te advierto, faraón, no vuelvas a mentirnos o a engañarnos y luego negarte a dejar salir al pueblo para que ofrezca sacrificios al Señor
.
30 Entonces Moisés salió del palacio del faraón y rogó al Señor
que quitara todas las moscas.
31 El Señor
hizo lo que Moisés pidió, y los enjambres de moscas desaparecieron del faraón, de los funcionarios y de su gente. No quedó ni una sola mosca.
32 Pero el faraón volvió a ponerse terco y se negó a dejar salir al pueblo.
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Éxodo 9

1 Plaga en los animales
«Preséntate de nuevo al faraón —le ordenó el Señor
a Moisés— y dile: “Esto dice el Señor
, Dios de los hebreos: ‘Deja ir a mi pueblo para que me adore’.
2 Si continúas reteniéndolo y te niegas a dejarlo salir,
3 la mano del Señor
herirá a todos tus animales —caballos, burros, camellos, ganado, ovejas y cabras— con una plaga mortal.
4 Sin embargo, el Señor
nuevamente hará una distinción entre los animales de los israelitas y entre los de los egipcios. ¡No morirá ni un solo animal de Israel!
5 El Señor
ya determinó cuándo comenzará la plaga; ha declarado que mañana mismo herirá la tierra”».
6 Así que el Señor
hizo tal como había dicho. A la mañana siguiente, todos los animales de los egipcios murieron, pero los israelitas no perdieron ni un solo animal.
7 Entonces el faraón envió a sus funcionarios a investigar, ¡y comprobaron que los israelitas no habían perdido ni uno de sus animales! Pero aun así, el corazón del faraón siguió obstinado,
y una vez más se negó a dejar salir al pueblo.
8 Plaga de llagas purulentas
Entonces el Señor
les dijo a Moisés y a Aarón: «Tomen puñados de hollín de un horno de ladrillos y que Moisés lance el hollín al aire a la vista del faraón.
9 La ceniza se esparcirá como polvo fino sobre toda la tierra de Egipto y provocará llagas purulentas en las personas y en los animales por todo el territorio».
10 Entonces Moisés y Aarón tomaron hollín de un horno de ladrillos y se pararon ante el faraón. Mientras él observaba, Moisés lanzó la ceniza al aire, y brotaron llagas purulentas tanto en las personas como en los animales.
11 Ni los magos podían estar delante de Moisés, porque también ellos estaban afectados con las llagas, igual que todos los egipcios.
12 Pero el Señor
endureció el corazón del faraón, y tal como el Señor
había dicho a Moisés, el faraón se negó a escuchar.
13 Plaga de granizo
Luego el Señor
le dijo a Moisés: «Mañana, levántate temprano, regresa a ver al faraón y dile: “Esto dice el Señor
, Dios de los hebreos: ‘Deja ir a mi pueblo para que me adore.
14 De lo contrario, enviaré más plagas sobre ti,
tus funcionarios y tu pueblo. Entonces sabrás que no hay nadie como yo en toda la tierra.
15 A estas alturas, bien podría haber ya extendido mi mano y haberte herido a ti y a tu pueblo con una plaga capaz de exterminarlos de la faz de la tierra.
16 Sin embargo, te he perdonado la vida con un propósito: mostrarte mi poder
y dar a conocer mi fama por toda la tierra.
17 Pero todavía actúas como señor y dueño de mi pueblo, te niegas a dejarlo salir.
18 Por eso, mañana, a esta misma hora, enviaré la granizada más devastadora que haya habido en toda la historia de Egipto.
19 ¡Rápido! Manda que tus animales y tus siervos regresen del campo para ponerse a salvo. Cualquier persona o animal que quede afuera morirá cuando caiga el granizo’”».
20 Algunos de los funcionarios del faraón tuvieron miedo, debido a lo que el Señor
había dicho, y enseguida hicieron regresar a los siervos y al ganado de los campos;
21 pero los que no hicieron caso a la palabra del Señor
dejaron a los suyos en la intemperie.
22 Entonces el Señor
le dijo a Moisés: «Levanta tu mano al cielo para que caiga el granizo sobre la gente, los animales y todas las plantas a lo largo y a lo ancho de Egipto».
23 Así que Moisés levantó su vara al cielo, y el Señor
envió truenos y granizo, y cayeron rayos hacia la tierra. El Señor
descargó una terrible granizada sobre toda la tierra de Egipto.
24 Nunca en toda la historia de Egipto hubo una tormenta igual, con rayos sin parar y con un granizo tan devastador.
25 Dejó a Egipto totalmente en ruinas. El granizo destruyó todo lo que había en campo abierto: personas, animales y plantas por igual; hasta los árboles quedaron destrozados.
26 El único lugar donde no cayó granizo fue en la región de Gosén, donde vivía el pueblo de Israel.
27 Entonces el faraón enseguida mandó llamar a Moisés y a Aarón.
—Esta vez he pecado —confesó—. El Señor
es el justo, y mi pueblo y yo estamos equivocados.
28 Por favor, supliquen al Señor
que ponga fin a este granizo y a estos truenos tan aterradores. ¡Basta ya! Los dejaré salir; no tienen que quedarse más tiempo.
29 —Muy bien —respondió Moisés—. En cuanto salga de la ciudad, levantaré mis manos y oraré al Señor
. Entonces los truenos y el granizo cesarán, y sabrás que la tierra pertenece al Señor
.
30 Sin embargo, yo sé que todavía ni tú ni tus funcionarios temen al Señor
Dios.
31 (Todo el lino y toda la cebada quedaron destrozados por el granizo, porque la cebada estaba en espiga y el lino en flor.
32 Pero ni el trigo ni la espelta sufrieron daño, porque todavía no habían brotado del suelo).
33 Entonces Moisés se fue del palacio del faraón y salió de la ciudad. Cuando elevó sus manos al Señor
, los truenos y el granizo cesaron, y se detuvo la lluvia.
34 Al ver el faraón que la lluvia, el granizo y los truenos habían cesado, él y sus funcionarios pecaron de nuevo, y el faraón se puso terco una vez más.
35 Como tenía el corazón endurecido, el faraón se negó a dejar salir al pueblo, tal como el Señor
había dicho por medio de Moisés.
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Éxodo 10

1 Plaga de langostas
Entonces el Señor
le dijo a Moisés: «Regresa a ver al faraón y vuelve a presentar tus demandas. Yo hice que él y sus funcionarios se pusieran tercos
con el fin de mostrar mis señales milagrosas en medio de ellos.
2 También lo hice para que ustedes pudieran contarles a sus hijos y a sus nietos acerca de cómo puse en ridículo a los egipcios, acerca de las señales que realicé en medio de ellos, y para que ustedes sepan que yo soy el Señor
».
3 Así que Moisés y Aarón fueron ante el faraón y le dijeron: «Esto dice el Señor
, Dios de los hebreos: “¿Hasta cuándo te negarás a someterte a mí? Deja ir a mi pueblo para que me adore.
4 Si te niegas, ¡ten cuidado! Pues mañana mismo traeré sobre tu tierra una plaga de langostas.
5 Cubrirán la tierra de tal manera que no podrás ver el suelo. Devorarán lo poquito que quedó después de la granizada, junto con todos los árboles que crecen en el campo.
6 Invadirán tus palacios y los hogares de tus funcionarios y todas las casas de Egipto. ¡Jamás en la historia de Egipto vieron tus antepasados una plaga como esta!”». Después de decir esas palabras, Moisés dio media vuelta y salió de la presencia del faraón.
7 Esta vez los funcionarios del faraón se le acercaron y le suplicaron: «¿Hasta cuándo permitirás que este hombre nos tenga como rehenes? ¡Deja que los hombres se vayan a adorar al Señor
su Dios! ¿Acaso no te das cuenta de que Egipto está en ruinas?».
8 Entonces hicieron volver a Moisés y a Aarón ante el faraón.
—Está bien —les dijo—, vayan a adorar al Señor
su Dios. Pero ¿exactamente quiénes irán con ustedes?
9 —Iremos todos —contestó Moisés—: jóvenes y mayores, nuestros hijos y nuestras hijas, y nuestros rebaños y nuestras manadas. Debemos unirnos todos para celebrar un festival al Señor
.
10 El faraón replicó:
—¡Verdaderamente necesitarán que el Señor
esté con ustedes si dejo que se lleven a sus hijos pequeños! Me doy cuenta de que tienen malas intenciones.
11 ¡Jamás! Solo los hombres pueden ir a adorar al Señor
, ya que eso es lo que pidieron.
Entonces el faraón los echó del palacio.
12 Así que el Señor
le dijo a Moisés: «Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto para que vengan las langostas. Que cubran la tierra y devoren todas las plantas que sobrevivieron la granizada».
13 Moisés extendió su vara sobre Egipto, y el Señor
hizo que un viento del oriente soplara sobre el territorio todo ese día y también durante toda la noche. A la mañana siguiente, el viento del oriente había traído las langostas.
14 Estas invadieron toda la tierra de Egipto en densos enjambres, y se asentaron desde un extremo del territorio hasta el otro. Fue la peor plaga de langostas en la historia de Egipto, y jamás hubo otra igual;
15 pues las langostas cubrieron todo el reino y oscurecieron la tierra. Devoraron todas las plantas del campo y todos los frutos de los árboles que sobrevivieron al granizo. No quedó ni una sola hoja en los árboles ni en las plantas en toda la tierra de Egipto.
16 Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón de inmediato. «He pecado contra el Señor
su Dios y contra ustedes —les confesó—.
17 Perdonen mi pecado una vez más, y rueguen al Señor
su Dios para que aleje de mí esta muerte».
18 Moisés salió del palacio del faraón y rogó al Señor
.
19 El Señor
le respondió y cambió la dirección del viento, y el viento fuerte del occidente se llevó las langostas y las echó en el mar Rojo.
No quedó ni una sola langosta en toda la tierra de Egipto.
20 Pero el Señor
nuevamente endureció el corazón del faraón, por lo cual no dejó salir al pueblo.
21 Plaga de tinieblas
Luego el Señor
le dijo a Moisés: «Extiende tu mano hacia el cielo, y la tierra de Egipto quedará en una oscuridad tan densa que podrá palparse».
22 Entonces Moisés extendió su mano hacia los cielos, y una densa oscuridad cubrió toda la tierra de Egipto por tres días.
23 Durante todo ese tiempo las personas no pudieron verse unas a otras ni se movieron. Sin embargo, la luz no faltó en ningún momento donde vivían los israelitas.
24 Finalmente el faraón llamó a Moisés y le dijo:
—Vayan a adorar al Señor
, pero dejen aquí sus rebaños y sus manadas. Sin embargo, pueden llevarse a sus hijos pequeños.
25 —¡De ninguna manera! —respondió Moisés—. Tú debes proveernos de animales para los sacrificios y las ofrendas quemadas que presentaremos al Señor
nuestro Dios.
26 Todos nuestros animales deberán ir con nosotros; ni una sola pezuña puede quedar atrás. Tendremos que seleccionar nuestros sacrificios para el Señor
nuestro Dios de entre esos animales, y solo sabremos cómo vamos a adorar al Señor
una vez que estemos allí.
27 Pero el Señor
endureció el corazón del faraón una vez más, y no quiso dejarlos salir.
28 —¡Lárgate de aquí! —le gritó el faraón a Moisés—. Te advierto: ¡jamás regreses a verme! El día que me veas la cara, ¡morirás!
29 —Muy bien —respondió Moisés—. ¡Nunca más volveré a verte!
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Éxodo 11

1 Muerte para los primeros hijos varones de Egipto
Entonces el Señor
le dijo a Moisés: «Heriré al faraón y a la tierra de Egipto con un golpe más. Después, el faraón los dejará salir de su territorio. De hecho, estará tan desesperado por librarse de ustedes que los obligará a irse de su tierra.
2 Diles a todos los hombres y a todas las mujeres israelitas que pidan a sus vecinos egipcios objetos de plata y de oro».
3 (El Señor
había hecho que los egipcios miraran con agrado al pueblo de Israel. Además, en la tierra de Egipto a Moisés se le consideraba ser un gran hombre, y tanto los funcionarios del faraón como el pueblo egipcio lo respetaban).
4 Así que Moisés le dijo al faraón: «Esto dice el Señor
: “Hoy, a la medianoche, pasaré por el corazón de Egipto.
5 Todo primer hijo varón de cada familia de Egipto morirá, desde el hijo mayor del faraón, el que se sienta en su trono, hasta el hijo mayor de la sirvienta más humilde que trabaja en el molino. Incluso la primera cría de todos los animales morirá”.
6 Entonces se oirá un lamento desgarrador por toda la tierra de Egipto, un lamento como nunca antes hubo ni habrá después.
7 Sin embargo, entre los israelitas habrá tal tranquilidad que ni siquiera un perro ladrará. Entonces sabrán que el Señor
hace una distinción entre los egipcios y los israelitas.
8 Todos los funcionarios de Egipto correrán a buscarme y caerán al suelo ante mí y me suplicarán: “Por favor, vete. ¡Apresúrate! Y llévate a todos tus seguidores”. ¡Sólo hasta entonces me iré!». Luego Moisés, ardiendo de enojo, salió de la presencia del faraón.
9 Ahora bien, ya antes, el Señor
le había dicho a Moisés: «El faraón no los escuchará, así que haré más milagros poderosos en la tierra de Egipto».
10 Moisés y Aarón realizaron esos milagros en presencia del faraón, pero el Señor
endureció el corazón del faraón, y no dejó salir de su territorio a los israelitas.
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Éxodo 12

1 La primera Pascua
Mientras los israelitas todavía estaban en la tierra de Egipto, el Señor
dio las siguientes instrucciones a Moisés y a Aarón:
2 «A partir de ahora, este mes será el primer mes del año para ustedes.
3 Anuncien a toda la comunidad de Israel que el décimo día de este mes cada familia deberá seleccionar un cordero o un cabrito para hacer un sacrificio, un animal por cada casa.
4 Si una familia es demasiado pequeña para comer el animal entero, lo compartirá con una familia vecina. Dividan el animal según el tamaño de cada familia y la cantidad que cada uno pueda comer.
5 El animal seleccionado deberá ser un macho de oveja o de cabra, de un año y que no tenga ningún defecto.
6 »Cuiden bien al animal seleccionado hasta la tarde del día catorce de este primer mes. Entonces toda la asamblea de la comunidad de Israel matará su cordero o cabrito al anochecer.
7 Después tomarán parte de la sangre y la untarán en ambos lados y en la parte superior del marco de la puerta de la casa donde comen el animal.
8 Esa misma noche, asarán la carne al fuego y la comerán acompañada de hojas verdes y amargas, y pan sin levadura.
9 No comerán nada de la carne ni cruda ni hervida en agua. Asarán al fuego el animal entero con la cabeza, las patas y las entrañas.
10 No dejen ninguna sobra para el día siguiente. Quemen todo lo que no hayan comido antes de la mañana.
11 »Estas son las instrucciones para cuando coman esa comida: estén totalmente vestidos,
lleven puestas las sandalias y tengan su bastón en la mano. Coman de prisa, porque es la Pascua del Señor
.
12 Esa noche pasaré por la tierra de Egipto y heriré de muerte a todo primer hijo varón y a la primera cría macho de los animales en la tierra de Egipto. Ejecutaré juicio contra todos los dioses de Egipto, ¡porque yo soy el Señor
!
13 Pero la sangre sobre los marcos de las puertas servirá de señal para indicar las casas donde ustedes estén. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo. Esa plaga de muerte no los tocará a ustedes cuando yo hiera la tierra de Egipto.
14 »Este será un día para recordar. Cada año, de generación en generación, deberán celebrarlo como un festival especial al Señor
. Esta es una ley para siempre.
15 Durante siete días, tendrán que preparar sin levadura todo el pan que coman. El primer día del festival, quiten de sus casas todo rastro de levadura. Cualquiera que coma pan con levadura en esos siete días del festival quedará excluido de la comunidad de Israel.
16 El primer día del festival y también el séptimo, todo el pueblo celebrará un día oficial de asamblea santa. Está prohibido hacer cualquier tipo de trabajo en esos días excepto para la preparación de alimentos.
17 »Celebren el Festival de los Panes sin Levadura, porque les recordará que este mismo día yo saqué a sus grandes multitudes de la tierra de Egipto. Ese festival será para ustedes una ley perpetua; celebren este día de generación en generación.
18 Tendrán que preparar sin levadura todo el pan que coman desde la tarde del día catorce del primer mes hasta la tarde del día veintiuno del mismo mes.
19 Durante esos siete días, no debe haber ni un rastro de levadura en sus casas. Cualquiera que coma algo preparado con levadura durante esta semana será excluido de la comunidad de Israel. Estas ordenanzas se aplican tanto a los extranjeros que viven entre ustedes como a los israelitas de nacimiento.
20 Durante esos días, no coman nada que tenga levadura. Dondequiera que vivan, coman pan únicamente sin levadura».
21 Luego Moisés mandó llamar a todos los ancianos de Israel y les dijo: «Vayan y seleccionen un cordero o un cabrito por cada una de sus familias y maten el animal para la Pascua.
22 Dejen escurrir la sangre en una vasija, después tomen un manojo de ramas de hisopo y mójenlo en la sangre. Con el hisopo unten la sangre en la parte superior y en ambos lados del marco de la puerta de sus casas. Que nadie salga de la casa hasta la mañana,
23 pues el Señor
pasará por la región para herir de muerte a los egipcios. Pero cuando él vea la sangre en la parte superior y en ambos lados del marco de la puerta, el Señor
pasará esa casa de largo. No permitirá que su ángel de la muerte entre en las casas de ustedes y los hiera de muerte.
24 »Recuerden que estas instrucciones son una ley perpetua que ustedes y sus descendientes deberán obedecer para siempre.
25 Cuando entren en la tierra que el Señor
ha prometido darles, seguirán celebrando esta ceremonia.
26 Entonces sus hijos preguntarán: “¿Qué significa esta ceremonia?”.
27 Y ustedes contestarán: “Es el sacrificio de la Pascua del Señor
, porque él pasó de largo las casas de los israelitas en Egipto. Y aunque hirió de muerte a los egipcios, salvó a nuestras familias”». Cuando Moisés terminó de hablar, todos los presentes se postraron hasta el suelo y adoraron.
28 Así que el pueblo de Israel hizo tal como el Señor
había ordenado por medio de Moisés y Aarón.
29 Esa medianoche, el Señor
hirió de muerte a todos los primeros hijos varones de la tierra de Egipto, desde el hijo mayor del faraón, el que se sentaba en su trono, hasta el hijo mayor del preso en el calabozo. Incluso mató a las primeras crías de todos sus animales.
30 Entonces el faraón, sus funcionarios y todo el pueblo de Egipto se despertaron durante la noche, y se oyó un lamento desgarrador por toda la tierra de Egipto. No había ni una sola casa donde alguien no hubiera muerto.
31 El éxodo de Israel de Egipto
Esa noche el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón y les dijo a gritos: «¡Lárguense! ¡Váyanse! ¡Dejen en paz a mi pueblo —les ordenó— y llévense a todos los demás israelitas con ustedes! Vayan y adoren al Señor
como han pedido.
32 Llévense sus rebaños y sus manadas, como dijeron, y márchense ya. Váyanse, pero bendíganme al salir».
33 Todos los egipcios apresuraban al pueblo de Israel a que abandonara la tierra cuanto antes, porque pensaban: «¡Todos moriremos!».
34 Entonces los israelitas se llevaron su masa de pan sin agregarle levadura. Envolvieron las tablas de amasar en sus mantos y las cargaron sobre los hombros.
35 Los israelitas hicieron lo que Moisés les había indicado: pidieron a los egipcios ropa y objetos de plata y de oro.
36 Y el Señor
hizo que los egipcios miraran con agrado a los israelitas, y dieron al pueblo de Israel todo lo que pidió. ¡Así despojaron a los egipcios de sus riquezas!
37 Esa noche el pueblo de Israel salió de Ramsés y emprendió viaje hacia Sucot. Eran unos seiscientos mil hombres,
además de las mujeres y los niños.
38 Con ellos salió una gentuza que no era israelita, junto con grandes rebaños y manadas.
39 Hornearon pan plano de la masa sin levadura que habían sacado de Egipto. La masa no tenía levadura porque los israelitas fueron expulsados de Egipto con tanto apuro que no tuvieron tiempo de preparar pan ni cualquier otro alimento.
40 El pueblo de Israel había vivido cuatrocientos treinta años en Egipto.
41 De hecho, fue precisamente el día en que se cumplían los cuatrocientos treinta años que toda esa gran multitud del Señor
salió de Egipto.
42 Esa misma noche, el Señor
cumplió su promesa de sacar a su pueblo de la tierra de Egipto. Así que esa noche le pertenece a él y por eso todos los israelitas deberán conmemorarla cada año, de generación en generación.
43 Instrucciones para la Pascua
Luego el Señor
les dijo a Moisés y a Aarón: «Estas son las instrucciones para el festival de la Pascua: ninguna persona extranjera podrá comer la cena de Pascua,
44 pero cualquier esclavo que haya sido comprado podrá comerla si está circuncidado.
45 Los residentes temporales y los jornaleros tampoco podrán comerla.
46 En cada casa se comerá un solo cordero de Pascua. No saquen nada de la carne fuera de la casa ni quiebren ninguno de los huesos.
47 Toda la comunidad de Israel debe celebrar el festival de la Pascua.
48 »Si los extranjeros que viven entre ustedes desean celebrar la Pascua del Señor
, que primero se circunciden todos sus varones. Solo entonces podrán celebrar la Pascua con ustedes como cualquier israelita de nacimiento. Pero un varón incircunciso jamás comerá la cena de la Pascua.
49 Esta instrucción se aplica a todos, tanto a israelitas de nacimiento como a extranjeros que vivan entre ustedes».
50 Entonces todo el pueblo de Israel cumplió todos los mandatos del Señor
que les dio a Moisés y a Aarón.
51 Ese mismo día el Señor
sacó de Egipto al pueblo de Israel como un ejército.
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Éxodo 13

1 Dedicación de los primeros hijos varones
Luego el Señor
le dijo a Moisés:
2 «Dedícame a todos los primeros hijos varones del pueblo de Israel. Todo primer nacido, tanto de los seres humanos como de los animales, me pertenece».
3 Entonces Moisés dijo a los israelitas: «Este es un día para recordar por siempre: es el día que salieron de Egipto, donde eran esclavos. Hoy el Señor
los sacó con la fuerza de su mano poderosa. (Recuerden no comer nada que contenga levadura).
4 Este preciso día, a comienzos de la primavera, en el mes de
ustedes fueron liberados.
5 Una vez que el Señor
los haga entrar en la tierra de los cananeos, los hititas, los amorreos, los heveos y los jebuseos, deberán celebrar este suceso cada año, en este mes. (Él les juró a sus antepasados que les daría esa tierra, una tierra donde fluyen la leche y la miel).
6 Durante siete días tendrán que preparar sin levadura el pan que coman. Entonces el séptimo día celebrarán una fiesta al Señor
.
7 En esos siete días, coman pan sin levadura. De hecho, durante ese período, no debe haber pan con levadura ni ningún rastro de levadura dentro de su territorio.
8 »El séptimo día, darán a sus hijos la siguiente explicación: “Hoy celebro lo que el Señor
hizo por mí cuando salí de Egipto”.
9 Este festival anual será para ustedes una señal visible, como una marca grabada en la mano o en la frente, que les recuerde recitar siempre esta enseñanza del Señor
: “Con mano fuerte, el Señor
los rescató de Egipto”.
10 Por lo tanto, cumplan el decreto de este festival cada año, en la fecha señalada.
11 »Cuando el Señor
cumpla la promesa que les juró a ustedes y a sus antepasados, esto es lo que deben hacer: el día que él les dé la tierra donde actualmente viven los cananeos,
12 deberán presentar al Señor
todo primer hijo varón y toda primera cría macho de los animales, porque a él le pertenecen.
13 Para recuperar la primera cría de un burro, podrán pagar rescate al Señor
entregando como sustituto un cordero o un cabrito; pero si no pagan rescate para recuperarlo, tendrán que quebrarle el cuello al animal. Sin embargo, tienen la obligación de pagar rescate por todo primer hijo varón.
14 »En el futuro, sus hijos les preguntarán: “¿Qué significa todo esto?”, y ustedes les dirán: “Con la fuerza de su mano poderosa, el Señor
nos sacó de Egipto, donde éramos esclavos.
15 El faraón se puso terco y por nada quiso dejarnos salir, entonces el Señor
mató a todos los primeros hijos varones en toda la tierra de Egipto y también a los machos de las primeras crías de los animales. Por eso ahora sacrifico a todos los machos primer nacidos al Señor
, pero siempre pagamos rescate para recuperar a los primeros hijos varones”.
16 Esta ceremonia servirá como una marca grabada en la mano o en la frente. Es un recordatorio de que el Señor
nos sacó de Egipto con la fuerza de su mano poderosa».
17 Desviación de Israel en el desierto
Cuando por fin el faraón dejó salir a los israelitas, Dios no los guió por el camino principal que atraviesa el territorio filisteo, aunque esa era la ruta más corta a la Tierra Prometida. Dios dijo: «Si los israelitas llegaran a enfrentar una batalla, podrían cambiar de parecer y regresar a Egipto».
18 Por eso Dios los hizo dar un rodeo por el camino del desierto, hacia el mar Rojo.
Así los israelitas salieron de Egipto como un ejército preparado para la batalla.
19 Moisés llevó consigo los restos de José, porque José había hecho jurar a los hijos de Israel que así lo harían cuando dijo: «Pueden estar seguros de que Dios vendrá a ayudarlos. Cuando eso suceda, llévense de aquí mis restos con ustedes».
20 Entonces los israelitas salieron de Sucot y acamparon en Etam, al límite del desierto.
21 El Señor
iba delante de ellos, y los guiaba durante el día mediante una columna de nube y les daba luz durante la noche con una columna de fuego. Esto les permitía viajar de día y de noche.
22 El Señor
nunca quitó de su lugar, delante de ellos, la columna de nube ni la columna de fuego.
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Éxodo 14

1 Entonces el Señor
le dio a Moisés las siguientes instrucciones:
2 «Ordénales a los israelitas que den la vuelta y acampen cerca de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar. Que acampen allí, a lo largo de la orilla, frente a Baal-zefón.
3 Entonces el faraón pensará: “Los israelitas están confundidos. ¡Quedaron atrapados en el desierto!”.
4 Y una vez más endureceré el corazón del faraón, y él saldrá a perseguirlos.
Lo haré así para manifestar mi gloria por medio del faraón y de todo su ejército. ¡Después los egipcios sabrán que yo soy el Señor
!». Así que los israelitas acamparon donde se les dijo.
5 Los egipcios persiguen a Israel
Cuando al rey de Egipto le llegó la noticia de que los israelitas habían huido, el faraón y sus funcionarios cambiaron de parecer. «¿Qué hemos hecho al permitir que todos estos esclavos israelitas se fueran?», se preguntaban.
6 Entonces el faraón preparó su carro de guerra y llamó a sus tropas.
7 Llevó consigo seiscientos de los mejores carros de guerra, junto con los demás carros de Egipto, cada uno con su respectivo oficial al mando.
8 Así que el Señor
endureció el corazón del faraón, rey de Egipto, quien por lo tanto salió a perseguir a los israelitas, los cuales se habían marchado con puños en alto en señal de desafío.
9 Los egipcios los persiguieron con todas las fuerzas del ejército del faraón —todos sus caballos y sus carros de guerra, sus conductores y sus tropas— y alcanzaron al pueblo de Israel mientras acampaba junto al mar, cerca de Pi-hahirot, frente a Baal-zefón.
10 Mientras el faraón se acercaba, los israelitas levantaron la vista y se llenaron de pánico al ver que los egipcios los alcanzaban. Entonces clamaron al S
11 y le dijeron a Moisés:
—¿Por qué nos trajiste aquí a morir en el desierto? ¿Acaso no había suficientes tumbas para nosotros en Egipto? ¿Qué nos has hecho? ¿Por qué nos obligaste a salir de Egipto?
12 ¿No te dijimos que esto pasaría cuando aún estábamos en Egipto? Te dijimos: “¡Déjanos en paz! Déjanos seguir siendo esclavos de los egipcios. ¡Es mejor ser un esclavo en Egipto que un cadáver en el desierto!”.
13 Pero Moisés les dijo:
—No tengan miedo. Solo quédense quietos y observen cómo el Señor
los rescatará hoy. Esos egipcios que ahora ven, jamás volverán a verlos.
14 El Señor
mismo peleará por ustedes. Solo quédense tranquilos.
15 Israel escapa por el mar Rojo
Luego el Señor
le dijo a Moisés: «¿Por qué clamas a mí? ¡Dile al pueblo que se ponga en marcha!
16 Toma tu vara y extiende la mano sobre el mar. Divide las aguas para que los israelitas puedan pasar por en medio del mar, pisando tierra seca.
17 Yo endureceré el corazón de los egipcios y se lanzarán contra los israelitas. La grandeza de mi gloria se manifestará por medio del faraón y de su ejército, sus carros de guerra y sus conductores.
18 Cuando mi gloria se exhiba por medio de ellos, ¡todo Egipto verá mi gloria y sabrán que yo soy el Señor
!».
19 Entonces el ángel de Dios, que iba al frente del pueblo de Israel, se trasladó hacia atrás del campamento. La columna de nube también se cambió de lugar y pasó a estar detrás de ellos.
20 La nube se puso entre los egipcios y el campamento de los israelitas. Al atardecer, la nube se convirtió en fuego e iluminó la noche, pero los egipcios y los israelitas no se acercaron unos a otros en toda la noche.
21 Luego Moisés extendió la mano sobre el mar y el Señor
abrió un camino a través de las aguas mediante un fuerte viento oriental. El viento sopló durante toda la noche y transformó el lecho del mar en tierra seca.
22 Entonces el pueblo de Israel cruzó por en medio del mar, caminando sobre tierra seca, con muros de agua a cada lado.
23 Entonces los egipcios —con todos los carros de guerra y sus conductores, y con los caballos del faraón— persiguieron a los israelitas hasta el medio del mar.
24 Pero poco antes del amanecer, el Señor
miró al ejército egipcio desde la columna de fuego y de nube, y causó gran confusión en sus fuerzas de combate.
25 Torció
las ruedas de los carros, para que les resultara difícil manejarlos. «¡Salgamos de aquí, alejémonos de los israelitas! —gritaban los egipcios—; ¡el Señor
está luchando por ellos en contra de Egipto!».
26 Cuando todos los israelitas habían llegado al otro lado, el Señor
le dijo a Moisés: «Extiende otra vez tu mano sobre el mar, y las aguas volverán con fuerza y cubrirán a los egipcios, a sus carros y a sus conductores».
27 Entonces, cuando el sol comenzaba a salir, Moisés extendió su mano sobre el mar y las aguas volvieron con fuerza a su estado normal. Los egipcios trataron de escapar, pero el Señor
los arrastró al mar.
28 Enseguida las aguas volvieron a su lugar y cubrieron todos los carros y a sus conductores: el ejército completo del faraón. No sobrevivió ni uno de los egipcios que entró al mar para perseguir a los israelitas.
29 En cambio, el pueblo de Israel caminó por en medio del mar sobre tierra seca, mientras las aguas permanecían levantadas como muros a ambos lados.
30 Así es como el Señor
aquel día rescató a Israel de las manos de los egipcios. Y los israelitas vieron los cadáveres de los egipcios a la orilla del mar.
31 Cuando el pueblo de Israel vio el gran poder que el Señor
había desatado contra los egipcios, se llenaron de temor reverente delante de él. Entonces pusieron su fe en el Señor
y en su siervo Moisés.
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Éxodo 15

1 Cántico de liberación
Entonces Moisés y el pueblo de Israel entonaron el siguiente cántico al Señor
:
«Cantaré al Señor
,
porque ha triunfado gloriosamente;
arrojó al mar al caballo y al jinete.
2 El Señor
es mi fuerza y mi canción;
él me ha dado la victoria.
Él es mi Dios, y lo alabaré;
es el Dios de mi padre, ¡y lo exaltaré!
3 El Señor
es un guerrero;
¡Yahveh
es su nombre!
4 Arrojó al mar
a los carros y al ejército del faraón.
Los mejores oficiales del faraón
se ahogaron en el mar Rojo.
5 Las aguas profundas brotaron con fuerza y los cubrieron;
como piedras se hundieron hasta el fondo.
6 »Tu mano derecha, oh Señor
,
es gloriosa en poder.
Tu mano derecha, oh Señor
,
aplasta al enemigo.
7 Con la grandeza de tu majestad,
derribas a los que se levantan contra ti.
Desatas tu ardiente furia
y los consume como a paja.
8 Al soplido de tu aliento,
¡las aguas se apilaron!
El impetuoso oleaje se quedó firme como un muro;
en el corazón del mar las aguas se endurecieron.
9 »El enemigo se jactaba diciendo:
“Los perseguiré
y los alcanzaré.
Los despojaré
y los consumiré.
Sacaré mi espada;
mi mano poderosa los destruirá”.
10 Pero tú soplaste con tu aliento,
y el mar los cubrió.
Se hundieron como plomo
en las poderosas aguas.
11 »Oh Señor
, entre los dioses, ¿quién es como tú:
glorioso en santidad,
imponente en esplendor,
autor de grandes maravillas?
12 Levantaste tu mano derecha,
y la tierra se tragó a nuestros enemigos.
13 »Con tu amor inagotable
guías al pueblo que redimiste.
Con tu poder los guías
a tu hogar sagrado.
14 Lo oyen los pueblos y tiemblan;
la angustia se apodera de los que viven en Filistea.
15 Los líderes de Edom están aterrados;
los nobles de Moab tiemblan.
Todos los que viven en Canaán se desvanecen;
16 terror y espanto caen sobre ellos.
El poder de tu brazo
los deja sin vida, como una piedra,
hasta que tu pueblo haya pasado, oh Señor
,
hasta que haya pasado el pueblo que compraste.
17 Tú lo traerás y lo plantarás en tu propio monte,
el lugar, oh Señor
, reservado para tu morada,
el santuario, oh Señor
, que tus manos establecieron.
18 ¡El Señor
reinará por siempre y para siempre!».
19 Cuando los carros de guerra, sus conductores y los caballos del faraón entraron al mar, el Señor
hizo que las aguas cayeran con fuerza sobre ellos. ¡Pero el pueblo de Israel había cruzado por en medio del mar, pisando tierra seca!
20 Entonces la profetisa Miriam, hermana de Aarón, tomó una pandereta, se puso al frente, y todas las mujeres la siguieron, danzando y tocando sus panderetas.
21 Y Miriam entonaba este cántico:
«Canten al Señor
,
porque ha triunfado gloriosamente;
arrojó al mar al caballo y al jinete».
22 Agua amarga en Mara
Entonces Moisés guió al pueblo de Israel lejos del mar Rojo, y se internaron en el desierto de Shur. Viajaron por este desierto durante tres días sin encontrar agua.
23 Cuando llegaron al oasis de Mara, no pudieron beber el agua porque era demasiado amarga. Por eso llamaron al lugar Mara (que significa «amarga»).
24 Entonces la gente se quejó y se puso en contra de Moisés. «¿Qué vamos a beber?», reclamaron.
25 Así que Moisés clamó al Señor
por ayuda, y él le mostró un trozo de madera. Moisés echó la madera al agua, y el agua se volvió potable.
Fue allí, en Mara, donde el Señor
estableció el siguiente decreto como una norma para probar la fidelidad del pueblo.
26 Les dijo: «Si ustedes escuchan atentamente la voz del Señor
su Dios y hacen lo que es correcto ante sus ojos, obedeciendo sus mandatos y cumpliendo todos sus decretos, entonces no les enviaré ninguna de las enfermedades que envié a los egipcios; porque yo soy el Señor
, quien los sana».
27 Después de salir de Mara, los israelitas viajaron hasta el oasis de Elim, donde encontraron doce manantiales y setenta palmeras. Y acamparon allí, junto a las aguas.
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Éxodo 16

1 Maná y codornices del cielo
Después, toda la comunidad de Israel partió de Elim y viajó al desierto de Sin, ubicado entre Elim y el monte Sinaí. Llegaron el día quince del segundo mes, un mes después de salir de la tierra de Egipto.
2 Allí también toda la comunidad de Israel se quejó de Moisés y Aarón.
3 «¡Si tan solo el Señor
nos hubiera matado en Egipto! —protestaban—. Allá nos sentábamos junto a las ollas llenas de carne y comíamos todo el pan que se nos antojaba; pero ahora tú nos has traído a este desierto para matarnos de hambre».
4 Entonces el Señor
le dijo a Moisés: «Mira, haré llover alimento del cielo para ustedes. Cada día la gente podrá salir a recoger todo el alimento necesario para ese día. Con esto los pondré a prueba para ver si siguen o no mis instrucciones.
5 El sexto día juntarán el alimento y cuando preparen la comida habrá el doble de lo normal».
6 Entonces Moisés y Aarón dijeron a todos los israelitas: «Antes de anochecer, sabrán que fue el Señor
quien los sacó de la tierra de Egipto.
7 Por la mañana, verán la gloria del Señor
, porque él oyó las quejas de ustedes, que son contra él y no contra nosotros. ¿Qué hemos hecho para que ustedes se quejen de nosotros?».
8 Luego Moisés añadió: «El Señor
les dará de comer carne por la tarde y los saciará con pan por la mañana, porque él oyó todas sus quejas contra él. ¿Qué hemos hecho nosotros? Así es, las quejas de ustedes son contra el Señor
, no contra nosotros».
9 Después Moisés le dijo a Aarón: «Anuncia lo siguiente a toda la comunidad de Israel: “Preséntense ante el Señor
, porque él ha oído sus quejas”».
10 Mientras Aarón hablaba a toda la comunidad de Israel, miraron hacia el desierto, y allí pudieron ver la imponente gloria del Señor
en la nube.
11 Luego el Señor
le dijo a Moisés:
12 «He oído las quejas de los israelitas. Ahora diles: “Por la tarde tendrán carne para comer, y por la mañana tendrán todo el pan que deseen. Así ustedes sabrán que yo soy el Señor
su Dios”».
13 Esa tarde, llegó una cantidad enorme de codornices que cubrieron el campamento, y a la mañana siguiente los alrededores del campamento estaban húmedos de rocío.
14 Cuando el rocío se evaporó, la superficie del desierto quedó cubierta por copos de una sustancia hojaldrada y fina como escarcha.
15 Los israelitas quedaron perplejos al ver eso y se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto?», porque no tenían idea de lo que era.
Entonces Moisés les dijo:«Este es el pan que el Señor
les da para comer.
16 Estas son las instrucciones del Señor
: cada grupo familiar juntará todo lo que necesite. Recojan dos kilos
por cada persona en su carpa».
17 Así que los israelitas hicieron lo que se les dijo. Algunos recogieron mucho; otros, solo un poco.
18 Pero cuando lo midieron,
cada uno tenía lo justo y necesario. A los que recogieron mucho no les sobraba, y a los que recogieron poco no les faltaba. Cada familia tuvo justo lo que necesitaba.
19 Entonces Moisés les dijo: «No guarden nada para el día siguiente».
20 Sin embargo, algunos no hicieron caso y guardaron un poco hasta la mañana siguiente; pero para entonces se había llenado de gusanos y apestaba, y Moisés se enojó mucho con ellos.
21 Después de este incidente, cada familia recogía el alimento cada mañana, conforme a su necesidad. Cuando el sol calentaba, los copos que no se habían recogido se derretían y desaparecían.
22 El sexto día recogían el doble de lo habitual, es decir, cuatro kilos
por persona en lugar de dos. Entonces todos los líderes de la comunidad se dirigieron a Moisés en busca de una explicación.
23 Él les dijo: «Esto es lo que el Señor
ha ordenado: “Mañana será un día de descanso absoluto, un día sagrado de descanso, reservado para el Señor
. Así que horneen o hiervan hoy todo lo que necesiten y guarden para mañana lo que les sobre”».
24 Entonces ellos dejaron un poco aparte para el día siguiente, tal como Moisés había ordenado. Al otro día la comida sobrante estaba buena y saludable, sin gusanos ni mal olor.
25 Así que Moisés dijo: «Coman este alimento hoy, porque es el día de descanso, dedicado al Señor
. Hoy no habrá alimento en el campo para recoger.
26 Durante seis días se les permite recoger alimento, pero el séptimo día es el día de descanso; ese día no habrá alimento en el campo».
27 Aun así, algunas personas salieron a recoger el día séptimo, pero no encontraron alimento.
28 Entonces el Señor
le preguntó a Moisés: «¿Hasta cuándo este pueblo se negará a obedecer mis mandatos y mis instrucciones?
29 Tienen que entender que el día de descanso es un regalo del Señor
para ustedes. Por eso él les provee doble cantidad de alimento el sexto día, a fin de que tengan suficiente para dos días. El día de descanso, todos deben quedarse en el lugar donde estén; no salgan a buscar pan el séptimo día».
30 Así que la gente no recogió alimento el día séptimo.
31 Los israelitas llamaron maná
al alimento. Era blanco como la semilla de cilantro, y tenía un gusto parecido a obleas con miel.
32 Luego Moisés dijo: «Esto es lo que el Señor
ha ordenado: “Llenen un recipiente con dos kilos de maná y consérvenlo para sus descendientes. Así las generaciones futuras podrán ver el pan que les di a ustedes en el desierto cuando los liberé de Egipto”».
33 Entonces Moisés le dijo a Aarón: «Toma una vasija y llénala con dos kilos de maná. Después colócala en un lugar sagrado, delante del Señor
, a fin de conservarlo para todas las generaciones futuras».
34 Así que Aarón hizo tal como el Señor
le ordenó a Moisés. Posteriormente lo colocó dentro del arca del pacto,
frente a las tablas de piedra grabadas con las condiciones del pacto.
35 Y los israelitas comieron maná durante cuarenta años, hasta que llegaron a la tierra donde se establecerían. Comieron maná hasta que llegaron a la frontera de la tierra de Canaán.
36 (El recipiente utilizado para medir el maná era un gómer, que era la décima parte de un efa; equivalía a dos kilos).
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Éxodo 17

1 Agua de la roca
Por orden del Señor
, toda la comunidad de Israel partió del desierto de Sin y anduvo de un lugar a otro. Finalmente acamparon en Refidim, pero allí no había agua para que el pueblo bebiera.
2 Así que el pueblo volvió a quejarse contra Moisés:
—¡Danos agua para beber! —reclamaron.
—¡Cállense! —respondió Moisés—. ¿Por qué se quejan contra mí? ¿Por qué ponen a prueba al Señor
?
3 Pero ellos, atormentados por la sed, siguieron discutiendo con Moisés:
—¿Por qué nos sacaste de Egipto? ¿Quieres matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros animales?
4 Entonces Moisés clamó al Señor
:
—¿Qué hago con este pueblo? ¡Están a punto de apedrearme!
5 El Señor
le dijo a Moisés:
—Pasa por delante del pueblo; toma tu vara, la que usaste para golpear las aguas del Nilo, y llama a algunos ancianos de Israel para que te acompañen.
6 Yo me pararé frente a ti sobre la roca, en el monte Sinaí.
Golpea la roca, y saldrá agua a chorros. Entonces el pueblo podrá beber.
Así que Moisés golpeó la roca como se le indicó, y el agua brotó a chorros a la vista de los ancianos.
7 Entonces Moisés llamó a aquel lugar Masá (que significa «prueba») y Meriba (que significa «discusión»), porque el pueblo de Israel discutió con Moisés y puso a prueba al Señor
diciendo: «¿Está o no el Señor
aquí con nosotros?».
8 Israel derrota a los amalecitas
Mientras el pueblo de Israel aún se encontraba en Refidim, los guerreros de Amalec lo atacaron.
9 Así que Moisés le ordenó a Josué: «Escoge a algunos hombres para salir a pelear contra el ejército de Amalec. Mañana yo estaré en la cima de la colina sosteniendo la vara de Dios en mi mano».
10 Josué hizo lo que Moisés le ordenó y peleó contra el ejército de Amalec. Entretanto Moisés, Aarón y Hur subieron a la cima de una colina cercana.
11 Mientras Moisés sostenía en alto la vara en su mano, los israelitas vencían; pero, cuando él bajaba la mano, dominaban los amalecitas.
12 Pronto se le cansaron tanto los brazos que ya no podía sostenerlos en alto. Así que Aarón y Hur le pusieron una piedra a Moisés para que se sentara. Luego se pararon a cada lado de Moisés y le sostuvieron las manos en alto. Así sus manos se mantuvieron firmes hasta la puesta del sol.
13 Como resultado, Josué aplastó al ejército de Amalec en la batalla.
14 Después de la victoria, el Señor
dio a Moisés las siguientes instrucciones: «Escribe esto en un rollo para que sea un recuerdo perpetuo, y léelo en voz alta a Josué: “Yo borraré por completo la memoria de Amalec de debajo del cielo”».
15 Entonces Moisés edificó un altar en ese lugar y lo llamó Yahveh-nisi (que significa «el Señor
es mi estandarte»).
16 Dijo: «Por cuanto han levantado su puño contra el trono del Señor
, ahora
el Señor
estará en guerra con Amalec de generación en generación».
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Éxodo 18

1 Jetro visita a Moisés
Jetro, el suegro de Moisés y sacerdote de Madián, se enteró de todo lo que Dios había hecho por Moisés y por su pueblo, los israelitas; y oyó particularmente cómo el Señor
los había sacado de Egipto.
2 Anteriormente, Moisés había enviado a su esposa Séfora y a sus dos hijos de regreso a casa de Jetro, y él los había hospedado.
3 (El primer hijo de Moisés se llamaba Gersón, porque cuando el niño nació, Moisés dijo: «He sido un extranjero en tierra extraña».
4 A su segundo hijo lo llamó Eliezer, porque dijo: «El Dios de mis antepasados me ayudó y me rescató de la espada del faraón»).
5 Así que Jetro, el suegro de Moisés, fue a visitarlo al desierto y llevó consigo a la esposa y a los dos hijos de Moisés. Llegaron cuando Moisés y el pueblo acampaban cerca del monte de Dios.
6 Jetro le había enviado un mensaje a Moisés para avisarle: «Yo, tu suegro, Jetro, vengo a verte, junto con tu esposa y tus dos hijos».
7 Entonces Moisés salió a recibir a su suegro. Se inclinó ante él y le dio un beso. Luego de preguntarse el uno al otro cómo les iba, entraron en la carpa de Moisés.
8 Moisés le contó a su suegro todo lo que el Señor
les había hecho al faraón y a los egipcios a favor de Israel. También le habló de todas las privaciones que habían sufrido a lo largo del camino y de cómo el Señor
había librado a su pueblo de las dificultades.
9 Jetro se alegró mucho al oír de todo el bien que el Señor
había hecho por Israel al rescatarlo de las manos de los egipcios.
10 «¡Alabado sea el Señor
! —exclamó Jetro—. Pues los rescató de los egipcios y del faraón. ¡Así es, rescató a Israel del poder de Egipto!
11 Ahora sé que el Señor
es más grande que todos los demás dioses, porque rescató a su pueblo de la opresión de los egipcios arrogantes».
12 Luego Jetro, el suegro de Moisés, presentó una ofrenda quemada y sacrificios ante Dios. Aarón y todos los ancianos de Israel lo acompañaron a comer lo que fue ofrecido en sacrificio en presencia de Dios.
13 Consejo sabio de Jetro
Al día siguiente, Moisés se sentó para oír los pleitos que los israelitas tenían unos con otros. Y el pueblo esperó a ser atendido delante de Moisés desde la mañana hasta la tarde.
14 Cuando el suegro de Moisés vio todo lo que él hacía por el pueblo, le preguntó:
—¿Qué logras en realidad sentado aquí? ¿Por qué te esfuerzas en hacer todo el trabajo tú solo, mientras que el pueblo está de pie a tu alrededor desde la mañana hasta la tarde?
15 Moisés contestó:
—Porque el pueblo acude a mí en busca de resoluciones de parte de Dios.
16 Cuando les surge un desacuerdo, ellos acuden a mí, y yo soy quien resuelve los casos entre los que están en conflicto. Mantengo al pueblo informado de los decretos de Dios y les transmito sus instrucciones.
17 —¡No está bien lo que haces! —exclamó el suegro de Moisés—.
18 Así acabarás agotado y también se agotará el pueblo. Esta tarea es una carga demasiado pesada para una sola persona.
19 Ahora escúchame y déjame darte un consejo, y que Dios esté contigo. Tú debes seguir siendo el representante del pueblo ante Dios, presentándole los conflictos.
20 Enséñales los decretos de Dios; transmíteles sus instrucciones; muéstrales cómo comportarse en la vida.
21 Sin embargo, elige, de entre todo el pueblo, a algunos hombres con capacidad y honestidad, temerosos de Dios y que odien el soborno. Nómbralos jefes de grupos de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas.
22 Ellos tendrán que estar siempre disponibles para resolver los conflictos sencillos que surgen entre el pueblo, pero los casos más graves te los traerán a ti. Deja que los jefes juzguen los asuntos de menor importancia. Ellos te ayudarán a llevar la carga, para que la tarea te resulte más fácil.
23 Si sigues este consejo, y si Dios así te lo ordena, serás capaz de soportar las presiones, y la gente regresará a su casa en paz.
24 Moisés escuchó el consejo de su suegro y siguió sus recomendaciones.
25 Eligió hombres capaces de entre todo Israel y los nombró jefes del pueblo. Los puso a cargo de grupos de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas.
26 Estos hombres estaban siempre disponibles para resolver los conflictos sencillos de la gente. Los casos más graves los remitían a Moisés, pero ellos mismos se encargaban de los asuntos de menor importancia.
27 Poco tiempo después, Moisés se despidió de su suegro, quien regresó a su propia tierra.
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Éxodo 19

1 El Señor
se manifiesta en el Sinaí
Exactamente dos meses después de haber salido de Egipto,
los israelitas llegaron al desierto de Sinaí.
2 Después de levantar campamento en Refidim, llegaron al desierto de Sinaí y acamparon al pie del monte Sinaí.
3 Entonces Moisés subió al monte para presentarse delante de Dios. El Señor
lo llamó desde el monte y le dijo: «Comunica estas instrucciones a la familia de Jacob; anúncialas a los descendientes de Israel:
4 “Ustedes vieron lo que hice con los egipcios. Saben cómo los llevé a ustedes sobre alas de águila y los traje hacia mí.
5 Ahora bien, si me obedecen y cumplen mi pacto, ustedes serán mi tesoro especial entre todas las naciones de la tierra; porque toda la tierra me pertenece.
6 Ustedes serán mi reino de sacerdotes, mi nación santa”. Este es el mensaje que debes transmitir a los hijos de Israel».
7 Entonces Moisés regresó del monte y llamó a los ancianos del pueblo y les comunicó todo lo que el Señor
le había ordenado.
8 Y todo el pueblo respondió a una voz: «Haremos todo lo que el Señor
ha ordenado». Entonces Moisés llevó al Señor
la respuesta del pueblo.
9 Luego el Señor
le dijo a Moisés: «Yo me presentaré ante ti en una densa nube, para que el pueblo pueda oírme cuando hable contigo; así ellos siempre confiarán en ti».
Moisés le dijo al Señor
lo que el pueblo había dicho.
10 Después el Señor
le dijo a Moisés: «Desciende y prepara al pueblo para mi llegada. Conságralos hoy y mañana, y haz que laven sus ropas.
11 Asegúrate de que estén preparados para el tercer día, porque ese día el Señor
descenderá sobre el monte Sinaí a la vista de todo el pueblo.
12 Marca un límite alrededor del monte y dile al pueblo esta advertencia: “¡Tengan cuidado! No suban al monte, ni siquiera toquen los límites. Cualquiera que toque el monte, será ejecutado.
13 Ninguna mano puede tocar a la persona o al animal que traspase el límite, sino que esa persona morirá apedreada o atravesada con flechas. Ellos tendrán que morir”. Sin embargo, cuando se oiga un toque prolongado del cuerno de carnero entonces el pueblo podrá subir al monte».
14 Así que Moisés descendió a donde estaba el pueblo. Consagró a la gente para la adoración, y ellos lavaron sus ropas. Les dijo:
15 «Prepárense para el tercer día y, hasta entonces, absténganse de tener relaciones sexuales».
16 En la mañana del tercer día, retumbaron truenos y destellaron relámpagos, y una nube densa descendió sobre el monte. Se oyó un fuerte y prolongado toque de cuerno de carnero, y todo el pueblo tembló.
17 Moisés llevó a la multitud fuera del campamento para encontrarse con Dios, y todos se pararon al pie de la montaña.
18 El monte Sinaí estaba totalmente cubierto de humo, porque el Señor
había descendido sobre él en forma de fuego. Nubes de humo subían al cielo como el humo que sale de un horno de ladrillos, y todo el monte se sacudía violentamente.
19 A medida que el sonido del cuerno de carnero se hacía cada vez más fuerte, Moisés hablaba y Dios le respondía con voz de trueno.
20 El Señor
descendió sobre la cumbre del monte Sinaí y llamó a Moisés a la cima. Así que Moisés subió al monte.
21 Entonces el Señor
le dijo a Moisés:
—Baja de nuevo y advierte al pueblo que no traspase los límites para ver al Señor
, porque quien lo haga morirá.
22 Incluso los sacerdotes que se acercan al Señor
con regularidad deben purificarse para que el Señor
no arremeta contra ellos y los destruya.
23 —Pero Señor
—protestó Moisés—, la gente no puede subir al monte Sinaí. Tú ya nos lo advertiste; me dijiste: “Marca un límite alrededor del monte para que quede apartado como santo”.
24 Pero el Señor
dijo:
—Baja ahora y trae a Aarón cuando vuelvas. Mientras tanto, no permitas que los sacerdotes ni el pueblo traspasen el límite para acercarse al Señor
; de lo contrario él arremeterá contra ellos y los destruirá.
25 Entonces Moisés descendió a donde estaba el pueblo y les dijo lo que el Señor
había dicho.
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Éxodo 20

1 Los diez mandamientos para el pueblo del pacto
Luego Dios le dio al pueblo las siguientes instrucciones:
2 «Yo soy el Señor
tu Dios, quien te rescató de la tierra de Egipto, donde eras esclavo.
3 »No tengas ningún otro dios aparte de mí.
4 »No te hagas ninguna clase de ídolo ni imagen de ninguna cosa que está en los cielos, en la tierra o en el mar.
5 No te inclines ante ellos ni les rindas culto, porque yo, el Señor
tu Dios, soy Dios celoso, quien no tolerará que entregues tu corazón a otros dioses. Extiendo los pecados de los padres sobre sus hijos; toda la familia de los que me rechazan queda afectada, hasta los hijos de la tercera y la cuarta generación.
6 Pero derramo amor inagotable por mil generaciones sobre los
que me aman y obedecen mis mandatos.
7 »No hagas mal uso del nombre del Señor
tu Dios. El Señor
no te dejará sin castigo si usas mal su nombre.
8 »Acuérdate de guardar el día de descanso al mantenerlo santo.
9 Tienes seis días en la semana para hacer tu trabajo habitual,
10 pero el séptimo día es un día de descanso y está dedicado al Señor
tu Dios. Ese día, ningún miembro de tu casa hará trabajo alguno. Esto se refiere a ti, a tus hijos e hijas, a tus siervos y siervas, a tus animales y también incluye a los extranjeros que vivan entre ustedes.
11 Pues en seis días el Señor
hizo los cielos, la tierra, el mar, y todo lo que hay en ellos; pero el séptimo día descansó. Por eso el Señor
bendijo el día de descanso y lo apartó como un día santo.
12 »Honra a tu padre y a tu madre. Entonces tendrás una vida larga y plena en la tierra que el Señor
tu Dios te da.
13 »No cometas asesinato.
14 »No cometas adulterio.
15 »No robes.
16 »No des falso testimonio contra tu prójimo.
17 »No codicies la casa de tu prójimo. No codicies la esposa de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su burro, ni ninguna otra cosa que le pertenezca».
18 Cuando los israelitas oyeron los truenos y el toque fuerte del cuerno de carnero y vieron los destellos de relámpagos y el humo que salía del monte, se mantuvieron a distancia, temblando de miedo.
19 Entonces le dijeron a Moisés:
—¡Háblanos tú y te escucharemos, pero que no nos hable Dios directamente, porque moriremos!
20 —¡No tengan miedo! —les respondió Moisés—, porque Dios ha venido de esta manera para ponerlos a prueba y para que su temor hacia él les impida pecar.
21 Así que el pueblo se mantuvo a distancia, pero Moisés se acercó a la nube oscura donde estaba Dios.
22 Uso apropiado de los altares
Entonces el Señor
le dijo a Moisés: «Dile al pueblo de Israel lo siguiente: “Ustedes han visto con sus propios ojos que les hablé desde el cielo.
23 Recuerden que no deben hacer ningún ídolo ni de plata ni de oro que compita conmigo.
24 »Háganme un altar de tierra y ofrézcanme sus sacrificios: sus ofrendas quemadas y ofrendas de paz, sus ovejas y cabras y su ganado. Constrúyanme un altar donde yo determine que recuerden mi nombre, y allí me presentaré ante ustedes y los bendeciré.
25 Si usan piedras para construir un altar, que sean piedras enteras y en su forma original. No den forma a las piedras con ninguna herramienta, pues eso haría que el altar fuera indigno de un uso santo.
26 No suban escalones para acercarse a mi altar, si lo hacen, alguien podría mirarles bajo la ropa y ver su desnudez”.
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Éxodo 21

1 Trato justo de los esclavos
»Estas son las ordenanzas que darás a Israel:
2 »Si compras un esclavo hebreo, este podrá estar a tu servicio por no más de seis años. El séptimo año ponlo en libertad, y no te deberá nada por su libertad.
3 Si estaba soltero cuando pasó a ser tu esclavo, saldrá soltero; pero si ya estaba casado antes de ser tu esclavo, entonces su esposa tendrá que ser liberada junto con él.
4 »Si el amo le dio una esposa mientras era esclavo, y tuvieron hijos o hijas, entonces solo el hombre saldrá libre el séptimo año, pero su esposa e hijos seguirán siendo propiedad del amo.
5 Sin embargo, el esclavo puede declarar: “Yo amo a mi señor, a mi esposa y a mis hijos; no quiero ser libre”.
6 Si decide quedarse, el amo lo presentará delante de Dios.
Luego el amo lo llevará a la puerta o al marco de la puerta y públicamente le perforará la oreja con un punzón. Después de esto, el esclavo servirá a su amo de por vida.
7 »Cuando un hombre venda a su hija como esclava, ella no saldrá libre al cabo de los seis años como en el caso de los hombres.
8 Si ella no satisface a su amo, él deberá permitir que la vuelvan a comprar; pero tendrá prohibido venderla a cualquier extranjero, ya que fue el amo quien no cumplió el contrato con ella.
9 Sin embargo, si el amo la entrega como esposa a su hijo, ya no podrá tratarla como esclava, sino como a una hija.
10 »Ahora bien, si un hombre ya está casado con una esclava, pero además se casa con otra mujer, este no deberá descuidar los derechos de la primera esposa en cuanto al alimento, el vestido y la intimidad sexual.
11 Si no cumple alguna de estas tres obligaciones, ella quedará libre sin tener que pagar nada.
12 Casos de daños personales
»Cualquiera que agreda y mate a otra persona será ejecutado,
13 pero si solo fue un accidente permitido por Dios, yo designaré un lugar de refugio adonde el responsable de la muerte podrá huir para ponerse a salvo.
14 Sin embargo, si alguien mata a otra persona a propósito, tendrán que agarrar al responsable, aunque esté frente a mi altar, y matarlo.
15 »Cualquiera que golpee a su padre o a su madre será ejecutado.
16 »Todo secuestrador será ejecutado, ya sea que encuentren a la víctima en su poder o que ya la haya vendido como esclavo.
17 »Cualquiera que deshonre
a su padre o a su madre será ejecutado.
18 »Supongamos que dos hombres pelean, y uno golpea al otro con una piedra o con el puño, y la persona herida no muere pero tiene que guardar cama.
19 Si después puede levantarse y salir caminando de la casa, aunque fuera con muletas, entonces no se castigará al agresor, pero estará obligado a compensar a su víctima por el trabajo perdido y a pagar por su recuperación.
20 »Si un hombre golpea a su esclavo o a su esclava con un palo y debido a ello el esclavo muere, el amo tendrá que ser castigado.
21 Pero si en uno o dos días el esclavo se recupera, el amo no recibirá ningún castigo porque el esclavo es su propiedad.
22 »Supongamos que dos hombres pelean y, durante la lucha, golpean accidentalmente a una mujer embarazada y ella da a luz antes de término.
Si ella no sufrió más heridas, el hombre que golpeó a la mujer estará obligado a pagar la compensación que el esposo de la mujer exija y que los jueces aprueben.
23 Pero si hay más lesiones, el castigo debe ser acorde a la gravedad del daño: vida por vida,
24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,
25 quemadura por quemadura, herida por herida, moretón por moretón.
26 »Si un hombre golpea a su esclavo o a su esclava en el ojo, y debido a ello lo deja ciego de ese ojo, tendrá que darle su libertad a modo de compensación por el ojo.
27 Y si le rompe un diente a su esclavo o esclava, tendrá que darle la libertad para compensarle el diente.
28 »Si un buey
mata a cornadas a un hombre o a una mujer, habrá que apedrear al buey y se prohíbe comer su carne. En ese caso, sin embargo, el dueño del buey no será responsable.
29 Pero supongamos que el buey tenía fama de cornear, y el dueño ya había sido advertido pero no lo mantenía bajo control; si el buey posteriormente mata a alguien, habrá que apedrearlo, y el dueño también tendrá que morir.
30 Sin embargo, los familiares del muerto podrán aceptar un pago a modo de compensar por la pérdida de vida. El dueño del buey podrá salvar su vida pagando lo que se le exija.
31 »La misma ordenanza se aplica si el buey cornea a un muchacho o a una muchacha.
32 Pero si el buey cornea a un esclavo, sea hombre o mujer, el dueño del animal pagará al dueño del esclavo treinta monedas de plata,
y el buey morirá apedreado.
33 »Supongamos que alguien cava o destapa un pozo y, por no taparlo, un buey o un burro cae adentro.
34 El dueño del pozo compensará en forma total al dueño del animal pero podrá quedarse con el animal muerto.
35 »Si el buey de una persona cornea al buey de otra y el animal herido muere, entonces los dos dueños tendrán que vender el buey vivo y repartirse el dinero por partes iguales; también dividirán entre ellos el animal muerto.
36 Sin embargo, si el buey tenía fama de cornear y su dueño no lo mantenía bajo control, el dueño tendrá que pagar una compensación total —un buey vivo por el buey muerto— pero podrá quedarse con el animal muerto.
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Éxodo 22

1 Protección de la propiedad
»Si alguien roba un buey
o una oveja y luego mata o vende el animal, el ladrón tendrá que pagar cinco bueyes por cada buey robado y cuatro ovejas por cada oveja robada.
2 »Si se sorprende a un ladrón en el acto de forzar la entrada a una casa y, durante el enfrentamiento, se le mata a golpes, la persona que mató al ladrón no es culpable de asesinato.
3 Pero si sucede a la luz del día, el que mató al ladrón sí es culpable de asesinato.
»El ladrón que sea capturado pagará la cantidad total de lo que haya robado. Si no puede pagar, se venderá como esclavo para pagar por lo robado.
4 Si alguien roba un buey o un burro o una oveja, y se encuentra el animal en su poder, entonces el ladrón tendrá que pagar el doble del valor del animal robado.
5 »Si un animal pasta en un campo o en un viñedo, y el dueño deja que se meta a pastar en el campo de otro, el dueño del animal tendrá que compensar al dueño del campo con lo mejor de su cosecha de grano o de uvas.
6 »Si alguien prende fuego a espinos y el fuego se sale de control y se extiende al campo de un vecino, y por lo tanto, destruye las gavillas de grano o lo que está por cosecharse o todos los cultivos, el que encendió el fuego tendrá que pagar por la cosecha perdida.
7 »Supongamos que alguien entrega dinero o bienes a un vecino para que se los guarde en un lugar seguro, y al vecino se los roban de su casa. Si se atrapa al ladrón, la compensación consistirá en el doble del valor de lo robado.
8 Pero si no se encuentra al ladrón, el vecino tendrá que presentarse ante Dios, y él determinará
si el vecino es quien robó los bienes.
9 »Supongamos que hay un pleito entre dos personas, y ambas afirman ser dueñas de cierto buey o burro, cierta oveja o prenda de vestir, o algún objeto perdido. Ambas partes tendrán que presentarse ante Dios, y la persona a quien Dios declare
culpable tendrá que pagarle el doble al otro.
10 »Ahora supongamos que alguien deja un burro, un buey, una oveja o cualquier otro animal al cuidado de otra persona, pero el animal muere, se lastima o se extravía, y nadie vio lo sucedido.
11 Entonces el vecino tendrá que hacer un juramento en presencia del Señor
. Si el Señor
confirma que el vecino no robó el animal, el dueño deberá aceptar el veredicto, y no se exigirá ningún pago;
12 pero si efectivamente el animal fue robado, el culpable deberá compensar al dueño.
13 Si un animal salvaje lo despedazó, los restos del animal muerto se presentarán como prueba, y no se exigirá ninguna compensación.
14 »Si alguien pide prestado un animal a un vecino, y el animal se lastima o muere en ausencia del dueño, el que lo pidió prestado tendrá que compensar al dueño en forma total y absoluta;
15 pero si el dueño estaba presente, no se exigirá ninguna compensación. Si el animal fue alquilado, tampoco se exigirá ninguna compensación, porque los posibles daños están incluidos en el alquiler.
16 Responsabilidad social
»Si un hombre seduce a una mujer virgen que no está comprometida y tiene sexo con ella, tendrá que pagar a la familia de la mujer la cantidad acostumbrada por una virgen y casarse con ella.
17 Aun si el padre se niega a que él se case con ella, el hombre tendrá que pagar una cantidad igual al precio que se acostumbra pagar por una virgen.
18 »No dejes con vida a las hechiceras.
19 »Cualquiera que tenga relaciones sexuales con un animal será ejecutado.
20 »Cualquiera que ofrezca sacrificios a un dios que no sea el Señor
, tendrá que ser destruido.
21 »No maltrates ni oprimas a los extranjeros en ninguna forma. Recuerda que tú también fuiste extranjero en la tierra de Egipto.
22 »No explotes a la viuda ni al huérfano.
23 Si los explotas de alguna manera y ellos claman a mí, ten por seguro que oiré su clamor.
24 Mi enojo se encenderá contra ti y te mataré a filo de espada. Entonces tus esposas serán las viudas y tus hijos los huérfanos.
25 »Si prestas dinero a cualquiera de mi pueblo que pase necesidad, no le cobres interés como acostumbran hacer los prestamistas.
26 Si tomas el abrigo de tu prójimo como garantía por un préstamo, se lo devolverás antes de la puesta del sol.
27 Puede ser que este abrigo sea la única manta que tiene para abrigarse. ¿Cómo podrá dormir sin abrigo? Si no se lo devuelves y tu prójimo clama a mí por ayuda, yo lo oiré, porque soy misericordioso.
28 »No deshonres a Dios ni insultes a ninguno de tus gobernantes.
29 »No retengas nada cuando me entregues las ofrendas de tus cosechas y de tu vino.
»Deberás darme a tu primer hijo varón.
30 »También tienes que entregarme las primeras crías de tu ganado, de tus ovejas y de tus cabras. Dejarás la nueva cría con su madre durante siete días y al octavo día me la entregarás.
31 »Ustedes tienen que ser mi pueblo santo. Por eso, no coman ningún animal que haya sido muerto y despedazado por animales salvajes. Échenselo a los perros.
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Éxodo 23

1 Un llamado a la justicia
»No esparzas rumores falsos. No te hagas cómplice de gente malvada cuando tengas que jurar en el estrado de los testigos.
2 »No te dejes llevar por la mayoría en su maldad. Cuando te llamen a testificar en un pleito, no te dejes influir por la multitud para torcer la justicia.
3 Tampoco inclines tu testimonio en favor de una persona solo porque sea pobre.
4 »Si encuentras extraviado el buey o el burro de tu enemigo, devuélveselo a su dueño.
5 Si ves que el burro de alguien que te odia cayó debajo de su carga, no pases de largo. Detente y ayúdalo.
6 »Ante una demanda judicial, no le negarás la justicia al pobre.
7 »Asegúrate que nunca acuses a nadie falsamente de algún mal. Jamás condenes a muerte a una persona inocente o intachable, porque yo nunca declaro inocente al culpable.
8 »No aceptes sobornos, porque el soborno te lleva a hacerte de la vista gorda en aquello que ves con claridad. El soborno mueve incluso a una persona justa a tergiversar la verdad.
9 »No oprimas a los extranjeros. Tú sabes lo que es ser extranjero, porque tú también fuiste extranjero en la tierra de Egipto.
10 »Siembra y recoge tus cosechas durante seis años,
11 pero el séptimo año deja que la tierra se renueve y descanse sin cultivar. Permite que la gente pobre de tu pueblo coseche lo que crezca por sí mismo durante ese año. Deja el resto para que coman los animales salvajes. Haz lo mismo con tus viñedos y olivares.
12 »Tienes seis días en la semana para hacer tu trabajo habitual, pero el séptimo día dejarás de trabajar. Así tu buey y tu burro podrán descansar, y también recobrarán sus fuerzas tus esclavos y los extranjeros que vivan en medio de ti.
13 »Presta mucha atención a todas mis instrucciones. No invoques el nombre de ningún otro dios; ni siquiera menciones sus nombres.
14 Tres festivales anuales
»Cada año, deberás celebrar tres festivales en mi honor.
15 En primer lugar, celebra el Festival de los Panes sin Levadura. Durante siete días, prepararás sin levadura el pan que comas, tal como yo te ordené. Celebra este festival cada año, en el tiempo señalado, a comienzos de la primavera, en el mes de
porque en esa fecha se cumple el aniversario de tu salida de Egipto. Nadie podrá presentarse ante mí sin una ofrenda.
16 »En segundo lugar, celebra el Festival de la Cosecha
cuando me traigas los primeros frutos de tus cosechas.
»Por último, celebra el Festival de la Cosecha Final
cuando termine la temporada de la cosecha, una vez que hayas cosechado todos los cultivos de tus campos.
17 Cada año, en estas tres ocasiones anuales, todo hombre de Israel deberá presentarse delante del Soberano, el Señor
.
18 »No ofrezcas la sangre de mis sacrificios con ningún tipo de pan que contenga levadura. Tampoco dejes hasta la mañana siguiente la grasa de las ofrendas del festival.
19 »Cuando recojas tus cosechas, lleva a la casa del Señor
tu Dios lo mejor de la primera cosecha.
»No cocines a un cabrito en la leche de su madre.
20 Promesa de la presencia del Señor
»Mira, yo envío un ángel delante de ti para que te proteja en el viaje y te lleve a salvo al lugar que te he preparado.
21 Préstale mucha atención y obedece sus instrucciones. No te rebeles contra él, porque es mi representante y no perdonará tu rebelión.
22 Pero si te aseguras de obedecerlo y sigues todas mis instrucciones, entonces yo seré enemigo de tus enemigos y me opondré a todos los que se te opongan.
23 Pues mi ángel irá delante de ti y te llevará a la tierra de los amorreos, de los hititas, de los ferezeos, de los cananeos, de los heveos y de los jebuseos, para que vivas en ella. Yo los destruiré por completo.
24 No rindas culto a los dioses de estas naciones, ni los sirvas de ninguna manera, ni imites sus prácticas malvadas. En cambio, destruye sus ídolos por completo y destroza sus columnas sagradas.
25 »Sirve sólo al Señor
tu Dios. Si lo haces, yo te bendeciré
con alimento y agua, y te protegeré de enfermedades.
26 No habrá en tu tierra ninguna mujer que pierda su embarazo o sea estéril; te daré una vida larga y plena.
27 »Enviaré mi terror delante de ti y sembraré pánico entre todos los pueblos de las tierras que invadas. Haré que todos tus enemigos den la vuelta y salgan corriendo.
28 Mandaré terror
delante de ti para expulsar a los heveos, a los cananeos y a los hititas;
29 pero no los expulsaré a todos en un solo año, porque la tierra quedaría desierta y los animales salvajes se multiplicarían y serían una amenaza para ti.
30 Los expulsaré poco a poco, hasta que tu población aumente lo suficiente para tomar posesión de la tierra.
31 Y estableceré los límites de tu territorio desde el mar Rojo hasta el mar Mediterráneo,
y desde el desierto oriental hasta el río Éufrates.
Entregaré en tus manos a los pueblos que ahora viven en esa tierra, y tú los expulsarás a tu paso.
32 »No hagas tratados con ellos ni con sus dioses.
33 Ninguno de ellos deberá vivir en tu tierra, porque te harán pecar contra mí. Si sirves a sus dioses, quedarás apresado en la trampa de la idolatría».
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Éxodo 24

1 Israel acepta el pacto del Señor
Luego el Señor
instruyó a Moisés: «Sube para encontrarte conmigo, y ven junto con Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel. Todos tendrán que adorar de lejos;
2 solo a Moisés se le permite acercarse al Señor
. Los demás no se acercarán, y a nadie del pueblo se le permite subir al monte con él».
3 Después Moisés descendió y le repitió al pueblo todas las instrucciones y ordenanzas que el Señor
le había dado, y todo el pueblo respondió a una voz: «Haremos todo lo que el Señor
ha ordenado».
4 Entonces Moisés escribió cuidadosamente todas las instrucciones del Señor
, y temprano a la mañana siguiente se levantó y construyó un altar al pie del monte. También levantó doce columnas, una por cada tribu de Israel.
5 Luego envió a unos jóvenes israelitas a presentar ofrendas quemadas y a sacrificar toros como ofrendas de paz al Señor
.
6 Moisés dejó escurrir la mitad de la sangre de estos animales en unos tazones; la otra mitad la salpicó sobre el altar.
7 Luego tomó el libro del pacto y lo leyó al pueblo en voz alta. Una vez más todos respondieron: «Haremos todo lo que el Señor
ha ordenado. Vamos a obedecer».
8 Entonces Moisés tomó la sangre de los tazones y la salpicó sobre el pueblo, mientras declaraba: «Esta sangre confirma el pacto que el Señor
ha hecho con ustedes al darles estas instrucciones».
9 Después Moisés, Aarón, Nadab y Abiú, y los setenta ancianos de Israel subieron al monte.
10 Allí vieron al Dios de Israel. Debajo de sus pies parecía haber una superficie de lapislázuli de color azul brillante, tan clara como el mismo cielo.
11 Aunque estos nobles de Israel pudieron contemplar a Dios, él no los destruyó. De hecho, compartieron una comida para celebrar el pacto, en la cual comieron y bebieron en su presencia.
12 Luego el Señor
le dijo a Moisés: «Sube al monte para encontrarte conmigo. Espera allí, y te daré las tablas de piedra en las que he escrito las instrucciones y los mandatos para que puedas enseñar al pueblo».
13 Entonces Moisés y su ayudante Josué salieron, y Moisés subió al monte de Dios.
14 Moisés les dijo a los ancianos: «Quédense aquí y espérennos hasta que regresemos. Aarón y Hur se quedan aquí con ustedes; si alguien tiene algún altercado durante mi ausencia, que consulte con ellos».
15 Luego Moisés subió al monte, el cual quedó cubierto por la nube.
16 Entonces la gloria del Señor
se posó sobre el monte Sinaí, y durante seis días la nube cubrió el monte. Al séptimo día, el Señor
llamó a Moisés desde el interior de la nube.
17 Para los israelitas que estaban al pie del monte, la gloria del Señor
, que estaba sobre la cima del monte, parecía como un fuego consumidor.
18 Entonces Moisés fue desapareciendo en la nube a medida que subía al monte, y permaneció en el monte cuarenta días y cuarenta noches.
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Éxodo 25

1 Ofrendas para el tabernáculo
El Señor
le dijo a Moisés:
2 «Dile al pueblo de Israel que me traiga sus ofrendas sagradas. Acepta las contribuciones de todos los que tengan el corazón dispuesto a ofrendar.
3 La siguiente es una lista de las ofrendas sagradas que podrás aceptar de ellos:
oro, plata y bronce;
4 hilo azul, púrpura y escarlata;
lino fino y pelo de cabra para tela;
5 pieles de carnero curtidas y cuero de cabra de la mejor calidad;
madera de acacia;
6 aceite de oliva para las lámparas;
especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático;
7 piedras de ónice y otras piedras preciosas para incrustar en el efod y en el pectoral del sacerdote.
8 »Haz que los israelitas me construyan un santuario santo para que yo habite en medio de ellos.
9 Deberán construir el tabernáculo y su mobiliario exactamente según el modelo que te mostraré.
10 Instrucciones para el arca del pacto
»Haz que el pueblo construya un arca con madera de acacia, un cofre sagrado que mida un metro con quince centímetros de largo, sesenta y nueve centímetros de ancho, y sesenta y nueve centímetros de alto.
11 Recúbrela de oro puro por dentro y por fuera, y ponle una moldura de oro alrededor.
12 Funde cuatro anillos de oro y sujétalos a sus cuatro patas, dos anillos en cada lado.
13 Haz también varas con madera de acacia y recúbrelas de oro.
14 Mete las varas por los anillos que están a los costados del arca para transportarla.
15 Estas varas para transportar el arca deberán quedar dentro de los anillos; nunca las quites.
16 Cuando el arca esté terminada, pon dentro de ella las tablas de piedra, las tablas grabadas con las condiciones del pacto
que te entregaré.
17 »Después haz la tapa del arca —el lugar de la expiación— de oro puro. Tendrá que medir un metro con quince centímetros de largo, por sesenta y nueve centímetros de ancho.
18 Luego forma dos querubines de oro labrado a martillo y colócalos en los dos extremos de la tapa de la expiación.
19 Moldea los querubines a cada extremo de la tapa de la expiación, de modo que formen una sola pieza de oro con la tapa.
20 Los querubines estarán frente a frente, mirando hacia la tapa de la expiación; con las alas extendidas por encima de la tapa para protegerla.
21 Coloca dentro del arca las dos tablas de piedra grabadas con las condiciones del pacto que te entregaré. Luego pon la tapa de la expiación encima del arca.
22 Allí me encontraré contigo y te hablaré desde encima de la tapa de la expiación, entre los querubines de oro, que están suspendidos sobre el arca del pacto.
Desde allí te daré mis mandatos para el pueblo de Israel.
23 Instrucciones para la mesa
»Luego haz una mesa con madera de acacia que mida noventa y dos centímetros de largo, cuarenta y seis centímetros de ancho, y sesenta y nueve centímetros de alto.
24 Recúbrela de oro puro y ponle una moldura de oro alrededor del borde.
25 Adórnala con un reborde de ocho centímetros de ancho
y ponle una moldura de oro alrededor del reborde.
26 Haz cuatro anillos de oro para la mesa y sujétalos en las cuatro esquinas, junto a las cuatro patas.
27 Sujeta los anillos cerca del reborde para sostener las varas que se usan para transportar la mesa.
28 Haz estas varas con madera de acacia y recúbrelas de oro.
29 Haz recipientes especiales de oro puro para la mesa —tazones, cacerolas, jarras y frascos— los cuales se usarán al derramar las ofrendas líquidas.
30 Coloca sobre la mesa el pan de la Presencia para que esté siempre delante de mí.
31 Instrucciones para el candelabro
»Haz un candelabro de oro puro labrado a martillo. Todo el candelabro y sus decoraciones serán de una sola pieza: la base, el tronco, las copas para las lámparas, los capullos y los pétalos.
32 Hazlo con seis ramas que salgan del tronco, tres a cada lado.
33 Cada una de las seis ramas tendrá tres copas para las lámparas en forma de flor de almendro, con capullos y pétalos.
34 Trabaja artesanalmente el tronco del candelabro con cuatro copas para las lámparas en forma de flor de almendro, con capullos y pétalos.
35 También habrá un brote de almendro debajo de cada par de ramas, donde las seis ramas salen del tronco.
36 Los brotes de almendro y las ramas deben ser de una sola pieza con el tronco, y de oro puro labrado a martillo.
37 Luego haz las siete lámparas para el candelabro y acomódalas de tal manera que reflejen la luz hacia adelante.
38 Las despabiladeras de las lámparas y las bandejas también serán de oro puro.
39 Necesitarás treinta y cuatro kilos
de oro puro para formar el candelabro y sus accesorios.
40 »Asegúrate de hacer todo según el modelo que te mostré aquí en la montaña.
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Éxodo 26

1 Instrucciones para el tabernáculo
»Haz el tabernáculo con diez cortinas de lino de tejido fino. Adorna las cortinas con hilo azul, púrpura y escarlata, y con querubines hábilmente bordados.
2 Cada una de estas diez cortinas tendrá exactamente la misma medida: doce metros con noventa centímetros de largo, por un metro con ochenta centímetros de ancho.
3 Junta cinco de estas cortinas para hacer una larga, y luego junta las otras cinco para hacer una segunda cortina larga.
4 En la última cortina de cada conjunto, pondrás presillas de tejido azul a lo largo del borde.
5 Las cincuenta presillas a lo largo del borde de la cortina del primer conjunto deben coincidir con las cincuenta presillas en el borde de la cortina del otro conjunto.
6 Luego haz cincuenta broches de oro y úsalos para sujetar las dos cortinas largas. De este modo, el tabernáculo se formará de una pieza completa.
7 »Confecciona once cortinas con tejido de pelo de cabra, para que sirvan de cubierta para el tabernáculo.
8 Cada una de estas once cortinas deberá tener exactamente la misma medida: trece metros con ochenta centímetros de largo, por un metro con ochenta centímetros de ancho.
9 Junta cinco de estas cortinas para formar una larga, y junta las otras seis para formar una segunda cortina larga. De ese segundo conjunto de cortinas, deja que noventa centímetros de material cuelguen sobre la parte delantera
de la carpa sagrada.
10 Haz cincuenta presillas para el borde de cada cortina larga.
11 Luego haz cincuenta broches de bronce y úsalos para sujetar las presillas de las cortinas largas. De ese modo, la cubierta se formará de una pieza completa.
12 Los noventa centímetros restantes de la cubierta,
dejarás que cuelguen sobre la parte posterior del tabernáculo.
13 Deja que cuelguen de cada lado los cuarenta y seis centímetros
del material restante, de modo que el tabernáculo quede completamente cubierto.
14 Completa la cubierta con una capa protectora de pieles de carnero curtidas y otra capa de cuero de cabra de la mejor calidad.
15 »Para el armazón del tabernáculo, construye soportes de madera de acacia.
16 Cada soporte deberá medir cuatro metros con sesenta centímetros de largo, por sesenta y nueve centímetros de ancho,
17 y tendrá dos estacas debajo de cada soporte. Todos los soportes tienen que ser idénticos.
18 Construye veinte de esos soportes para sostener las cortinas del lado sur del tabernáculo.
19 Haz también cuarenta bases de plata, pondrás dos bases debajo de cada soporte y harás que las estacas encajen firmemente en las bases.
20 Para el lado norte del tabernáculo construye otros veinte soportes,
21 con sus cuarenta bases de plata (dos bases por cada soporte).
22 Construye seis soportes para la parte posterior —es decir, el lado occidental del tabernáculo—
23 junto con dos soportes más para reforzar las esquinas de la parte posterior del tabernáculo.
24 Los soportes de las esquinas estarán emparejados por abajo y firmemente sujetados por arriba con un solo anillo, esto formará un solo esquinero. Arma los dos esquineros de la misma manera.
25 Entonces habrá ocho soportes en la parte posterior del tabernáculo sobre dieciséis bases de plata (dos bases por cada soporte).
26 »Haz travesaños de madera de acacia para unir los soportes: cinco travesaños para el lado norte del tabernáculo
27 y cinco para el lado sur. Prepara también cinco travesaños para la parte posterior del tabernáculo, que dará al occidente.
28 El travesaño central, sujetado a la mitad de la altura de los soportes, pasará de un extremo del tabernáculo al otro.
29 Recubre de oro los soportes y haz anillos de oro para sostener los travesaños. También recubre de oro los travesaños.
30 »Arma el tabernáculo según el modelo que se te mostró en el monte.
31 »Para el interior del tabernáculo, confecciona una cortina especial de lino de tejido fino. Adórnala con hilo azul, púrpura y escarlata, y con querubines hábilmente bordados.
32 Cuélgala de ganchos de oro, que estarán sujetos a cuatro postes de madera de acacia. Recubre de oro los postes y colócalos en cuatro bases de plata.
33 Cuelga con broches la cortina interior y coloca el arca del pacto
en la sala detrás de la cortina. Esta cortina separará el Lugar Santo del Lugar Santísimo.
34 »Después pondrás la tapa del arca —el lugar de la expiación— encima del arca del pacto, dentro del Lugar Santísimo.
35 Coloca la mesa fuera de la cortina interior, en el lado norte del tabernáculo, y ubica el candelabro al otro lado de la sala, es decir, en el lado sur.
36 »Confecciona otra cortina para la entrada de la carpa sagrada. Elabórala con lino de tejido fino y bórdala con diseños refinados, usando hilo azul, púrpura y escarlata.
37 Fabrica cinco postes con madera de acacia; recúbrelos de oro y cuelga de ellos la cortina con ganchos de oro. También funde cinco bases de bronce para los postes.
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Éxodo 27

1 Instrucciones para el altar de las ofrendas quemadas
»Con madera de acacia, construye un altar cuadrado que mida dos metros con treinta centímetros de ancho y de largo, y un metro con cuarenta centímetros de alto.
2 Haz cuernos en cada una de las cuatro esquinas, de modo que el altar y los cuernos formen una sola pieza. Recubre con bronce el altar.
3 Haz recipientes para las cenizas, palas, tazones, tenedores para la carne y braseros, todos de bronce.
4 Hazle una rejilla de bronce y ponle cuatro anillos de bronce en las cuatro esquinas.
5 Instala la rejilla a la mitad de la altura del altar, debajo del borde.
6 Para trasladar el altar, haz varas con madera de acacia y recúbrelas de bronce.
7 Mete las varas por los anillos a ambos lados del altar.
8 El altar deberá ser hueco y estar hecho con tablas. Constrúyelo tal como se te mostró en el monte.
9 Instrucciones para el atrio
»Luego harás el atrio del tabernáculo y lo encerrarás con cortinas de lino de tejido fino. Las cortinas del lado sur medirán cuarenta y seis metros de largo.
10 Estarán sostenidas por veinte postes encajados firmemente en veinte bases de bronce. Cuelga las cortinas con ganchos y anillos de plata.
11 Confecciona las cortinas del lado norte iguales a las del lado sur: de cuarenta y seis metros de largo, sostenidas por veinte postes encajados firmemente en bases de bronce. Cuelga las cortinas con ganchos y anillos de plata.
12 Las cortinas del lado occidental del atrio medirán veintitrés metros de largo,
estarán sostenidas por diez postes encajados en diez bases.
13 El lado oriental del atrio, o sea el frente, también medirá veintitrés metros de largo.
14 La entrada al atrio estará ubicada en el lado oriental, flanqueada por dos cortinas. La cortina del lado derecho medirá seis metros con noventa centímetros de largo y estará sostenida por tres postes encajados en tres bases.
15 La cortina del lado izquierdo también medirá seis metros con noventa centímetros de largo y estará sostenida por tres postes encajados en tres bases.
16 »Para la entrada del atrio, confecciona una cortina de nueve metros con veinte centímetros de largo.
Elabórala de lino de tejido fino y adórnala con bordado hermoso de hilo azul, púrpura y escarlata. Sostenla con cuatro postes, cada uno encajado firmemente en su propia base.
17 Todos los postes alrededor del atrio deberán tener anillos y ganchos de plata, y bases de bronce.
18 Así que el atrio entero medirá cuarenta y seis metros de largo, por veintitrés metros de ancho, y tendrá paredes de cortinas de dos metros con treinta centímetros de alto,
hechas de tejido fino de lino. Las bases de los postes serán de bronce.
19 »Todos los objetos que se usen para las ceremonias del tabernáculo, incluidas las estacas para sostener el tabernáculo y las cortinas del atrio, serán de bronce.
20 Iluminación para el tabernáculo
»Ordénale al pueblo de Israel que te traiga aceite puro de olivas prensadas para la iluminación, a fin de mantener las lámparas siempre encendidas.
21 El candelabro estará en el tabernáculo, delante de la cortina interior que protege el arca del pacto.
Aarón y sus hijos deberán mantener las lámparas encendidas toda la noche en la presencia del Señor
. Esta es una ley perpetua para el pueblo de Israel, y deberá cumplirse de generación en generación.
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Éxodo 28

1 Vestiduras para los sacerdotes
»Manda llamar a tu hermano Aarón y a sus hijos Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. Apártalos de los demás israelitas para que me sirvan y sean mis sacerdotes.
2 Hazle a Aarón vestiduras sagradas que irradien belleza y esplendor.
3 Instruye a todos los hábiles artesanos, a quienes he llenado con el espíritu de sabiduría, que confeccionen las vestiduras de Aarón, las cuales lo distinguirán como un sacerdote apartado para mi servicio.
4 Las vestiduras que deben elaborar son las siguientes: un pectoral, un efod, un manto, una túnica con diseños, un turbante y una faja. Los artesanos harán estas vestiduras sagradas para tu hermano Aarón y para sus hijos, a fin de que las usen cuando me sirvan como sacerdotes.
5 Por lo tanto, dales tela de lino fino, hilo de oro e hilo azul, púrpura y escarlata.
6 Diseño del efod
»Los artesanos deberán hacer el efod de lino de tejido fino y bordado hábilmente con hilo de oro e hilo azul, púrpura y escarlata.
7 Constará de dos piezas —el frente y la espalda— unidas en los hombros por dos hombreras.
8 La faja decorativa estará confeccionada con los mismos materiales: lino de tejido fino, bordado con oro y con hilo azul, púrpura y escarlata.
9 »Toma dos piedras de ónice y graba sobre ellas los nombres de las tribus de Israel:
10 seis nombres en cada piedra, dispuestos según el orden de nacimiento de los hijos de Israel.
11 Graba estos nombres en las dos piedras con la misma técnica que emplea un joyero para grabar un sello. Luego incrusta las piedras en monturas de filigrana de oro.
12 Sujeta las dos piedras sobre las hombreras del efod, pues son un recordatorio de que Aarón representa al pueblo de Israel. Aarón llevará estos nombres sobre sus hombros como un recordatorio continuo cada vez que se presente ante el Señor
.
13 Elabora las monturas con filigrana de oro,
14 luego trenza dos cordones de oro puro y sujétalos a las monturas de filigrana, sobre las hombreras del efod.
15 Diseño del pectoral
»Después, con mucho cuidado y gran habilidad, harás un pectoral que se usará cuando se busque una decisión de parte de Dios.
Confecciónalo de modo que haga juego con el efod: de lino de tejido fino, bordado con oro y con hilo azul, púrpura y escarlata.
16 Haz el pectoral de una sola pieza de tela, doblada en forma de bolsa cuadrada, de veintitrés centímetros
cada lado.
17 Incrusta sobre el pectoral cuatro hileras de piedras preciosas.
La primera hilera tendrá una cornalina roja, un peridoto de color verde pálido y una esmeralda.
18 La segunda hilera estará compuesta por una turquesa, un lapislázuli de color azul y una adularia blanca.
19 La tercera hilera consistirá de un jacinto anaranjado, una ágata y una amatista púrpura.
20 La cuarta hilera estará formada por un berilo azul y verde, un ónice y un jaspe verde. Todas estas piedras estarán incrustadas en filigranas de oro.
21 Cada piedra representará a uno de los doce hijos de Israel, y el nombre de la tribu que representa estará grabado en ella como un sello.
22 »Para sujetar el pectoral al efod, prepara cordones trenzados de hilo de oro puro.
23 Luego haz dos anillos de oro y sujétalos a las esquinas superiores del pectoral.
24 Ata los dos cordones de oro a los dos anillos colocados en el pectoral.
25 También ata los otros extremos de los cordones a las monturas de oro que van sobre las hombreras del efod.
26 Luego haz otros dos anillos de oro y fíjalos a los bordes interiores del pectoral, junto al efod.
27 Y haz otros dos anillos de oro y fíjalos a la parte delantera del efod, debajo de las hombreras, justo por encima del nudo donde la faja decorativa se ciñe al efod.
28 Luego sujeta con cordones azules los anillos inferiores del pectoral a los anillos del efod. Así el pectoral quedará firmemente unido al efod por encima de la faja decorativa.
29 »De esta manera, cuando entre en el Lugar Santo, Aarón llevará los nombres de las tribus de Israel cerca de su corazón, en el pectoral sagrado.
Esto servirá para recordarle continuamente que él representa al pueblo cuando entra a la presencia del Señor
.
30 Dentro del pectoral sagrado meterás el Urim y el Tumim, para que Aarón los lleve sobre su corazón cuando se presente ante el Señor
. De este modo, cada vez que Aarón entre a la presencia del Señor
, llevará siempre sobre su corazón los objetos que se usan para determinar la voluntad del Señor
para su pueblo.
31 Otras vestiduras para los sacerdotes
»Confecciona el manto que se usa con el efod de una sola pieza de tela azul,
32 con una abertura en el centro por donde Aarón pueda meter la cabeza. Refuerza la abertura con un cuello
tejido para evitar que se rasgue.
33 Haz granadas de hilo azul, púrpura y escarlata, y sujétalas al borde del manto, alternándolas con campanillas de oro.
34 Las campanillas de oro y las granadas irán en forma alternada por todo el borde.
35 Aarón llevará puesto el manto cada vez que oficie delante del Señor
, y las campanillas sonarán cuando entre a la presencia del Señor
, en el Lugar Santo, y también cuando salga de allí. Si lleva puesto el manto, no morirá.
36 »Luego haz un medallón de oro puro y grábalo como un sello con las palabras Señor
Señor
.
37 Con un cordón azul, sujeta el medallón a la parte delantera del turbante de Aarón, donde deberá quedar permanentemente.
38 Aarón lo llevará sobre su frente para cargar sobre sí mismo toda culpabilidad de los israelitas cuando consagran sus ofrendas sagradas. Aarón tendrá que llevarlo siempre sobre su frente para que el Señor
acepte al pueblo.
39 »La túnica con diseños para Aarón, téjela con tela de lino fino. Con el mismo lino, haz también el turbante. Confecciona, además, una faja y adórnala con un bordado colorido.
40 »Para los hijos de Aarón, confecciona túnicas, fajas y gorros especiales que irradien belleza y esplendor.
41 Viste a tu hermano Aarón y a sus hijos con estas vestiduras, y luego úngelos y ordénalos. Conságralos para que puedan servir como mis sacerdotes.
42 Hazles también ropa interior de lino que usen directamente sobre la piel, y les cubra desde la cadera hasta los muslos.
43 Aarón y sus hijos tendrán que llevarla puesta cada vez que entren al tabernáculo
o se acerquen al altar en el Lugar Santo para realizar sus tareas sacerdotales. Así no incurrirán en culpa y no morirán. Esta es una ley perpetua para Aarón y para todos sus descendientes.
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Éxodo 29

1 Dedicación de los sacerdotes
»Cuando consagres a Aarón y a sus hijos para que me sirvan como sacerdotes, realiza esta ceremonia: toma un becerro y dos carneros sin defecto.
2 Luego, con harina de trigo selecta y sin levadura, prepara panes, panes planos mezclados con aceite de oliva y obleas untadas con aceite.
3 Pon todo en una sola cesta y preséntalo en la entrada del tabernáculo junto con el becerro y los dos carneros.
4 »Lleva a Aarón y a sus hijos a la entrada del tabernáculo,
y lávalos con agua.
5 Ponle a Aarón sus vestiduras sacerdotales: la túnica, el manto que se usa con el efod, el efod y el pectoral. Después cíñele la faja decorativa del efod.
6 Colócale el turbante sobre la cabeza y fija el medallón sagrado en el turbante.
7 Luego úngelo derramando el aceite de la unción sobre su cabeza.
8 A continuación, trae a sus hijos y vístelos con sus túnicas.
9 Cíñeles las fajas a Aarón y a sus hijos, y colócales los gorros especiales. Entonces el derecho del sacerdocio les pertenecerá por ley para siempre. De esta manera realizarás la ordenación de Aarón y de sus hijos.
10 »Lleva el becerro a la entrada del tabernáculo, donde Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del animal.
11 Luego mata el becerro en presencia del Señor
, a la entrada del tabernáculo.
12 Con tu dedo, unta parte de la sangre sobre los cuernos del altar, y derrama el resto de la sangre al pie del altar.
13 Toma toda la grasa que rodea las vísceras, el lóbulo largo del hígado, los dos riñones junto con toda la grasa que los rodea, y quema todo sobre el altar.
14 Luego tomarás lo que queda del becerro —con la piel, la carne y el estiércol incluidos— y lo quemarás fuera del campamento como una ofrenda por el pecado.
15 »Acto seguido, Aarón y sus hijos deberán poner las manos sobre la cabeza de uno de los carneros.
16 Luego matarás al carnero y salpicarás la sangre por todos los lados del altar.
17 Corta el carnero en pedazos y lava las vísceras y las patas. Colócalas junto a la cabeza y a los demás pedazos del cuerpo;
18 después quema todo el animal sobre el altar. Esta es una ofrenda quemada al Señor
; es un aroma agradable, una ofrenda especial presentada al Señor
.
19 »Luego toma el otro carnero, y haz que Aarón y sus hijos pongan las manos sobre la cabeza del animal.
20 Después mátalo y pon un poco de la sangre en el lóbulo de la oreja derecha tanto de Aarón como de sus hijos. Ponles sangre también en el pulgar de la mano derecha y en el dedo gordo del pie derecho. Salpica el resto de la sangre por todos los lados del altar.
21 Luego toma parte de la sangre del altar y parte del aceite de la unción, y rocíalo sobre Aarón y sus hijos, y sobre sus vestiduras. De esta manera, ellos y sus vestiduras quedarán consagrados.
22 »Como este es el carnero de la ordenación de Aarón y de sus hijos, toma la grasa del carnero —que incluye la grasa de su cola gorda, la grasa que rodea las vísceras, el lóbulo largo del hígado y los dos riñones con toda la grasa que los rodea— junto con el muslo derecho.
23 Luego, de la cesta con pan sin levadura que se colocó en la presencia del Señor
, toma un pan redondo, un pan plano mezclado con aceite de oliva y una oblea.
24 Pon todo esto en las manos de Aarón y de sus hijos para que lo levanten como una ofrenda especial para el Señor
.
25 Después toma de sus manos los diferentes panes y quémalos sobre el altar junto con la ofrenda quemada. Es un aroma agradable al Señor
, una ofrenda especial para él.
26 Luego toma el pecho del carnero de la ordenación de Aarón y levántalo en presencia del Señor
como una ofrenda especial para él. Luego quédate con él, pues esa será tu porción.
27 »Aparta las porciones del carnero de la ordenación que les corresponden a Aarón y a sus hijos, entre ellas el pecho y el muslo que fueron levantados como una ofrenda especial ante el Señor
.
28 En el futuro, cada vez que el pueblo de Israel levante una ofrenda de paz, se apartará una porción para Aarón y sus descendientes. Será un derecho perpetuo para ellos, y también es una ofrenda sagrada de los israelitas al Señor
.
29 »Las vestiduras sagradas de Aarón deberán ser preservadas para los descendientes que lo sucedan, quienes las usarán cuando sean ungidos y ordenados.
30 El descendiente que lo suceda en el cargo de sumo sacerdote llevará puestas estas vestiduras durante siete días mientras ministra en el tabernáculo y en el Lugar Santo.
31 »Toma el carnero usado en la ceremonia de ordenación y hierve su carne en un lugar sagrado.
32 Luego Aarón y sus hijos comerán esta carne junto con el pan que está en la cesta, a la entrada del tabernáculo.
33 Solo ellos pueden comer la carne y el pan usados para su purificación
en la ceremonia de ordenación. Nadie más tiene permiso porque estos alimentos son apartados y santos.
34 Si sobra carne o pan de la ceremonia de ordenación hasta la mañana siguiente, habrá que quemarlo. No debe comerse, porque es sagrado.
35 »Así realizarás la ordenación de Aarón y de sus hijos para sus funciones, tal como te lo mandé. La ceremonia de ordenación durará siete días.
36 Cada día deberás sacrificar un becerro como ofrenda por el pecado, para purificarlos y hacerlos justos ante el Señor
.
Finalizada la ceremonia, limpia el altar purificándolo;
unge el altar con aceite para consagrarlo.
37 Purifica el altar y conságralo cada día, durante siete días. Después el altar será completamente santo, y todo lo que lo toque se volverá santo.
38 »Ahora te diré los sacrificios que debes ofrecer con regularidad sobre el altar. Cada día ofrecerás dos corderos de un año:
39 uno en la mañana y el otro por la tarde.
40 Con uno de ellos, ofrecerás dos kilos de harina selecta, mezclada con un litro de aceite puro de olivas prensadas; ofrece también un litro de vino
como ofrenda líquida.
41 Ofrece el otro cordero por la tarde, junto con ofrendas de harina y de vino, igual que las de la mañana. Será un aroma agradable, una ofrenda especial presentada al Señor
.
42 »Estas ofrendas quemadas deberás presentarlas cada día, de generación en generación. Ofrécelas en presencia del Señor
, a la entrada del tabernáculo; allí me encontraré contigo y te hablaré.
43 Me reuniré allí con el pueblo de Israel, en el lugar que se hace sagrado por mi gloriosa presencia.
44 Así es, consagraré el tabernáculo y el altar, y consagraré a Aarón y a sus hijos para que me sirvan como sacerdotes.
45 Entonces viviré en medio de los israelitas y seré su Dios,
46 y ellos sabrán que yo soy el Señor
su Dios. Yo soy quien los sacó de la tierra de Egipto para vivir entre ellos. Yo soy el Señor
su Dios.
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Éxodo 30

1 Instrucciones para el altar del incienso
»Después construye otro altar con madera de acacia para quemar incienso.
2 Hazlo cuadrado, de cuarenta y seis centímetros de largo y de ancho, y noventa y dos centímetros de alto,
con cuernos tallados en las esquinas de la misma pieza de madera del altar.
3 Recubre de oro puro la parte superior, los lados y los cuernos del altar, y ponle una moldura de oro alrededor de todo el altar.
4 Haz dos anillos de oro y sujétalos en dos lados opuestos del altar por debajo de la moldura de oro para que sostengan las varas que sirven para transportarlo.
5 Haz las varas con madera de acacia y recúbrelas de oro.
6 Coloca el altar del incienso justo afuera de la cortina interior que protege el arca del pacto,
frente a la tapa del arca —el lugar de la expiación— que cubre las tablas grabadas con las condiciones del pacto,
donde me encontraré contigo.
7 »Cada mañana, cuando Aarón prepare las lámparas, deberá quemar incienso aromático sobre el altar.
8 Y cada tarde, cuando encienda las lámparas, también quemará incienso en presencia del Señor
. Este acto deberá realizarse de generación en generación.
9 No ofrecerás sobre ese altar incienso no sagrado, ni ninguna ofrenda quemada, ni ofrendas de granos ni ofrendas líquidas.
10 »Una vez al año, Aarón deberá purificar
el altar untando los cuernos con sangre de la ofrenda que se hace para purificar al pueblo de su pecado. Esta ceremonia se llevará a cabo todos los años, de generación en generación, porque ese altar es el más santo del Señor
».
11 Dinero para el tabernáculo
Entonces el Señor
le dijo a Moisés:
12 «Cada vez que hagas un censo del pueblo de Israel, cada hombre contado tendrá que pagar al Señor
un rescate por sí mismo. Así ninguna plaga herirá a los israelitas cuando los cuentes.
13 Cada persona contada tendrá que dar una pequeña pieza de plata como ofrenda sagrada al Señor
. (Este pago es de medio siclo,
según el siclo del santuario, que equivale a veinte geras).
14 Todos los que hayan cumplido veinte años deben dar esa ofrenda sagrada al Señor
.
15 Cuando presenten esta ofrenda al Señor
para purificar sus vidas y hacerse justos ante él,
el rico no dará más del monto establecido y el pobre no dará menos.
16 Recibe el dinero del rescate de los israelitas y úsalo para cuidar el tabernáculo.
Esto hará que el Señor
se acuerde de los israelitas y servirá para purificarles su vida».
17 Instrucciones para el lavamanos
Luego el Señor
le dijo a Moisés:
18 «Haz un lavamanos de bronce con una base también de bronce. Ubícalo entre el tabernáculo y el altar, y llénalo de agua.
19 Allí Aarón y sus hijos se lavarán las manos y los pies.
20 Tendrán que lavarse con agua cada vez que entren al tabernáculo para presentarse delante del Señor
y también cuando se acerquen al altar para quemar sus ofrendas especiales para el Señor
; de lo contrario, ¡morirán!
21 Tendrán que lavarse las manos y los pies siempre, o morirán. Esta es una ley perpetua para Aarón y sus descendientes, tendrán que obedecerla de generación en generación».
22 El aceite de la unción
Luego el Señor
le dijo a Moisés:
23 «Recoge especias selectas —5,7 kilos de mirra pura; 2,9 kilos de canela aromática; 5,7 kilos de cálamo aromático;
24 y 5,7 kilos de casia
— calculado según el peso del siclo del santuario. Consigue también 3,8 litros de aceite de oliva.
25 Con la misma técnica que emplea un experto fabricante de incienso, combina estos ingredientes para elaborar el aceite sagrado de la unción.
26 Utiliza este aceite sagrado para ungir el tabernáculo, el arca del pacto,
27 la mesa y todos sus utensilios, el candelabro y todos sus accesorios, el altar del incienso,
28 el altar de las ofrendas quemadas y todos sus utensilios, y el lavamanos con su base.
29 Conságralos para que sean completamente santos. Después todo lo que tenga contacto con estos objetos se volverá santo.
30 »Unge a Aarón y a sus hijos, a fin de consagrarlos para que me sirvan como sacerdotes.
31 Y dile al pueblo de Israel: “Este aceite santo de la unción está reservado para mí de generación en generación.
32 Nunca será usado para ungir a ninguna otra persona ni deberán preparar una mezcla igual para ustedes. Es aceite consagrado y tienen que tratarlo como tal.
33 Cualquiera que prepare una mezcla igual a esta o unja a alguien que no sea un sacerdote será excluido de la comunidad”».
34 El incienso
Entonces el Señor
le dijo a Moisés: «Junta especias aromáticas —gotas de resina, caparazón de moluscos y gálbano— y mezcla estas especias aromáticas con incienso puro, todo en cantidades iguales.
35 Con la misma técnica que emplea el fabricante de incienso, combina todas las especias y rocíalas con sal para producir un incienso puro y santo.
36 Muele una parte de la mezcla hasta convertirla en un polvo fino y colócalo frente al arca del pacto,
donde me encontraré contigo en el tabernáculo. Todos deben tratar este incienso como algo sumamente santo.
37 Nunca usen la fórmula para elaborar incienso para ustedes; está reservada para el Señor
, y deben tratarlo como algo santo.
38 Cualquiera que prepare incienso igual a este para uso propio será excluido de la comunidad».
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Éxodo 31

1 Los artesanos: Bezalel y Aholiab
Luego el Señor
le dijo a Moisés:
2 «Mira, he escogido específicamente a Bezalel, el hijo de Uri y nieto de Hur, de la tribu de Judá.
3 Lo he llenado del Espíritu de Dios y le he dado gran sabiduría, capacidad y destreza en toda clase de artes manuales y oficios.
4 Es un maestro artesano, experto en trabajar el oro, la plata y el bronce.
5 Es hábil en grabar, en incrustar piedras preciosas y en tallar madera. ¡Es un maestro en todo trabajo artístico!
6 »También he designado personalmente a Aholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan, para que sea su ayudante. Además, he dotado de habilidades especiales a todos los expertos artesanos para que puedan hacer todo lo que te he mandado construir:
7 el tabernáculo;
el arca del pacto;
la tapa del arca: el lugar de la expiación;
todo el mobiliario del tabernáculo;
8 la mesa y sus utensilios;
el candelabro de oro puro con todos sus accesorios;
el altar del incienso;
9 el altar de las ofrendas quemadas con todos sus utensilios;
el lavamanos con su base;
10 las vestiduras finamente confeccionadas: las vestiduras sagradas para el sacerdote Aarón y las vestiduras que sus hijos llevarán puestas cuando ministren como sacerdotes;
11 el aceite de la unción;
y el incienso aromático para el Lugar Santo.
Los artesanos deberán hacer todo tal como yo te he ordenado».
12 Instrucciones para el día de descanso
Después el Señor
le dio a Moisés las siguientes instrucciones:
13 «Diles a los israelitas: “Asegúrense de guardar mi día de descanso, porque el día de descanso es una señal del pacto entre ustedes y yo de generación en generación. Se ha establecido para que sepan que yo soy el Señor
, quien los hace santos.
14 Deberán guardar el día de descanso, porque es un día santo para ustedes. Cualquiera que lo profane será ejecutado; y el que trabaje ese día será excluido de la comunidad.
15 Tienen seis días en la semana para hacer su trabajo habitual, pero el séptimo día será un día de descanso absoluto, un día santo, dedicado al Señor
. Cualquiera que trabaje el día de descanso será ejecutado.
16 El pueblo de Israel deberá guardar el día de descanso y conmemorarlo de generación en generación. Es una obligación del pacto para siempre.
17 Es una señal perpetua de mi pacto con el pueblo de Israel. Pues en seis días el Señor
hizo los cielos y la tierra, pero en el séptimo dejó de trabajar y descansó”».
18 Cuando el Señor
terminó de hablar con Moisés en el monte Sinaí, le dio las dos tablas de piedra grabadas con las condiciones del pacto,
escritas por el dedo de Dios.
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Éxodo 32

1 El becerro de oro
Cuando los israelitas vieron que Moisés tardaba tanto en bajar del monte, se juntaron alrededor de Aarón y le dijeron:
—Vamos, haznos dioses que puedan guiarnos. No sabemos qué le sucedió a ese tipo, Moisés, el que nos trajo aquí desde la tierra de Egipto.
2 Aarón les respondió:
—Quítenles a sus esposas, hijos e hijas los aretes de oro que llevan en las orejas y tráiganmelos.
3 Todos se quitaron los aretes que llevaban en las orejas y se los llevaron a Aarón.
4 Entonces Aarón tomó el oro, lo fundió y lo moldeó hasta darle la forma de un becerro. Cuando los israelitas vieron el becerro de oro, exclamaron: «¡Oh Israel, estos son los dioses que te sacaron de la tierra de Egipto!».
5 Al ver Aarón el entusiasmo del pueblo, edificó un altar frente al becerro. Luego anunció: «¡Mañana celebraremos un festival al Señor
!».
6 Temprano a la mañana siguiente, el pueblo se levantó para sacrificar ofrendas quemadas y ofrendas de paz. Después, todos celebraron con abundante comida y bebida, y se entregaron a diversiones paganas.
7 El Señor
le dijo a Moisés:
—¡Baja ya de la montaña! Tu pueblo, el que sacaste de la tierra de Egipto, se ha corrompido.
8 ¡Qué pronto se apartaron de la forma en que les ordené que vivieran! Fundieron oro y se hicieron un becerro, y se inclinaron ante él y le ofrecieron sacrificios. Andan diciendo: “Oh Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto”.
9 Después el Señor
dijo:
—He visto lo terco y rebelde que es este pueblo.
10 Ahora quítate de en medio, para que mi ira feroz pueda encenderse contra ellos y destruirlos. Después, Moisés, haré de ti una gran nación.
11 Pero Moisés trató de apaciguar al Señor
su Dios.
—¡Oh Señor
! —le dijo—, ¿por qué estás tan enojado con tu propio pueblo, el que sacaste de la tierra de Egipto con tan gran poder y mano fuerte?
12 ¿Por qué dejar que los egipcios digan: “Su Dios los rescató con la mala intención de matarlos en los montes y borrarlos de la faz de la tierra”? Abandona tu ira feroz; ¡cambia de parecer en cuanto a ese terrible desastre con el que amenazas a tu pueblo!
13 Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob.
Tú mismo te comprometiste con ellos bajo juramento diciendo: “Haré que sus descendientes sean tan numerosos como las estrellas del cielo, y entregaré a sus descendientes toda esta tierra que prometí darles, y ellos la poseerán para siempre”.
14 Entonces el Señor
cambió de parecer en cuanto al terrible desastre con que había amenazado destruir a su pueblo.
15 Enseguida Moisés se dio la vuelta y descendió del monte. Llevaba en sus manos las dos tablas de piedra grabadas con las condiciones del pacto.
Estaban escritas a ambos lados, por delante y por detrás.
16 Estas tablas eran obra de Dios; cada palabra estaba escrita por Dios mismo.
17 Cuando Josué oyó el alboroto del pueblo, que gritaba desde abajo, exclamó a Moisés:
—¡Parece que hay guerra en el campamento!
18 Pero Moisés respondió:
—No, no son gritos de victoria ni lamentos de derrota. Oigo sonidos de celebración.
19 Cuando se acercaron al campamento, Moisés vio el becerro y las danzas, y ardió de enojo. Entonces tiró las tablas de piedra al suelo, las cuales se hicieron pedazos al pie del monte.
20 Tomó el becerro que habían hecho y lo quemó. Luego lo molió hasta hacerlo polvo, lo arrojó al agua y obligó a los israelitas a que la bebieran.
21 Por último, se dirigió a Aarón y le preguntó:
—¿Qué te hizo este pueblo para que lo llevaras a caer en un pecado tan grande?
22 —No te disgustes tanto, mi señor —contestó Aarón—. Tú sabes bien qué mala es esta gente.
23 Ellos me dijeron: “Haznos dioses que puedan guiarnos. No sabemos qué le sucedió a ese tipo, Moisés, el que nos trajo aquí desde la tierra de Egipto”.
24 Así que yo les dije: “Los que tengan joyas de oro, que se las quiten”. Cuando me las trajeron, no hice más que echarlas al fuego, ¡y salió este becerro!
25 Moisés vio que Aarón había permitido que el pueblo se descontrolara por completo y fuera el hazmerreír de sus enemigos.
26 Así que se paró a la entrada del campamento y gritó: «Todos los que estén de parte del Señor
, vengan aquí y únanse a mí». Y todos los levitas se juntaron alrededor de él.
27 Moisés les dijo: «Esto dice el Señor
, Dios de Israel: “Cada uno de ustedes tome su espada, recorra el campamento de un extremo al otro; maten a todos, incluso a sus hermanos, amigos y vecinos”».
28 Entonces los levitas obedecieron la orden de Moisés, y ese día murieron unas tres mil personas.
29 Entonces Moisés les dijo a los levitas: «Hoy se consagraron a sí mismos
para el servicio del Señor
, porque lo obedecieron aun cuando tuvieron que matar a sus propios hijos y hermanos. Hoy se ganaron una bendición».
30 Moisés intercede por Israel
Al día siguiente, Moisés les dijo a los israelitas: «Ustedes cometieron un terrible pecado, pero yo subiré de nuevo al monte a encontrarme con el Señor
. Quizá pueda lograr que él les perdone
este pecado».
31 Entonces Moisés volvió a donde estaba el Señor
y dijo:
—Qué terrible pecado cometió este pueblo; se hicieron dioses de oro.
32 Ahora, si solo perdonaras su pecado; pero si no, ¡borra mi nombre del registro que has escrito!
33 Pero el Señor
respondió a Moisés:
—No, yo borraré el nombre de todo aquel que haya pecado contra mí.
34 Ahora ve y lleva al pueblo al lugar del que te hablé. Mi ángel irá delante de ti. Cuando llegue el día de pedirles cuentas a los israelitas, ciertamente los haré responsables de sus pecados.
35 Después, el Señor
envió una terrible plaga sobre ellos porque habían rendido culto al becerro que hizo Aarón.
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Éxodo 33

1 El Señor
le dijo a Moisés: «Váyanse, tú y el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto. Suban a la tierra que juré dar a Abraham, Isaac y Jacob. A ellos les dije: “Daré esta tierra a sus descendientes”.
2 Enviaré un ángel delante de ti para expulsar a los cananeos, los amorreos, los hititas, los ferezeos, los heveos y los jebuseos.
3 Suban a la tierra donde fluyen la leche y la miel. Sin embargo, yo no los acompañaré, porque son un pueblo terco y rebelde. Si lo hiciera, seguramente los destruiría en el camino».
4 Cuando los israelitas oyeron estas palabras tan duras, hicieron duelo y dejaron de usar joyas y ropa fina.
5 Pues el Señor
había dicho a Moisés que les dijera: «Ustedes son un pueblo terco y rebelde. Si yo los acompañara, aunque fuera un solo instante, los destruiría en el camino. Quítense las joyas y la ropa fina mientras decido qué hacer con ustedes».
6 Así que, desde el momento que partieron del monte Sinaí,
los israelitas dejaron de usar joyas y de ponerse ropa fina.
7 Moisés tenía la costumbre de armar la carpa de reunión
a cierta distancia del campamento y toda persona que quería hacer alguna petición al Señor
iba a la carpa de reunión que estaba fuera del campamento.
8 Cada vez que Moisés se dirigía a la carpa de reunión, toda la gente se levantaba y permanecía de pie a la entrada de su propia carpa. Todos seguían a Moisés con la vista hasta que entraba en la carpa.
9 Cuando Moisés entraba en la carpa, la columna de nube descendía y se quedaba en el aire a la entrada mientras el Señor
hablaba con Moisés.
10 Cuando el pueblo notaba que la nube se detenía a la entrada de la carpa, cada persona se paraba a la entrada de su propia carpa y se inclinaba.
11 Dentro de la carpa de reunión, el Señor
hablaba con Moisés cara a cara, como cuando alguien habla con un amigo. Después, Moisés regresaba al campamento, mientras que su asistente, el joven Josué, hijo de Nun, permanecía en la carpa de reunión.
12 Moisés ve la gloria del Señor
Un día Moisés dijo al Señor
:
—Tú me has estado diciendo: “Lleva a este pueblo a la Tierra Prometida”. Pero no me has dicho a quién enviarás conmigo. Me has dicho: “Yo te conozco por tu nombre y te miro con agrado”.
13 Si es cierto que me miras con buenos ojos, permíteme conocer tus caminos, para que pueda comprenderte más a fondo y siga gozando de tu favor. Y recuerda que esta nación es tu propio pueblo.
14 El Señor
le respondió:
—Yo mismo iré contigo, Moisés, y te daré descanso; todo te saldrá bien.
15 Entonces Moisés dijo:
—Si tú mismo no vienes con nosotros, no nos hagas salir de este lugar.
16 ¿Cómo se sabrá que me miras con agrado —a mí y a tu pueblo— si no vienes con nosotros? Pues tu presencia con nosotros es la que nos separa —a tu pueblo y a mí— de todos los demás pueblos de la tierra.
17 El Señor
contestó a Moisés:
—Ciertamente haré lo que me pides, porque te miro con agrado y te conozco por tu nombre.
18 Moisés respondió:
—Te suplico que me muestres tu gloriosa presencia.
19 El Señor
respondió:
—Haré pasar delante de ti toda mi bondad y delante de ti proclamaré mi nombre, Yahveh.
Pues tendré misericordia de quien yo quiera y mostraré compasión con quien yo quiera.
20 Sin embargo, no podrás ver directamente mi rostro, porque nadie puede verme y seguir con vida.
21 El Señor
siguió diciendo:
—Párate cerca de mí, sobre esta roca.
22 Cuando pase mi gloriosa presencia, te esconderé en la grieta de la roca y te cubriré con mi mano hasta que yo haya pasado.
23 Después retiraré la mano y dejaré que me veas por detrás; pero no se verá mi rostro.
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Éxodo 34

1 Nueva copia del pacto
Luego el Señor
le dijo a Moisés: «Talla dos tablas de piedra como las primeras. Escribiré en ellas las mismas palabras que estaban en las que hiciste pedazos.
2 Prepárate para subir al monte Sinaí mañana temprano y presentarte delante de mí en la cima del monte.
3 Nadie puede acompañarte. De hecho, no debe haber nadie en la montaña. Tampoco permitas que los rebaños ni las manadas pasten cerca del monte».
4 Entonces Moisés talló dos tablas de piedra como las primeras. Temprano en la mañana, subió al monte Sinaí, tal como el Señor
le había ordenado, con las dos tablas de piedra en las manos.
5 Después, el Señor
descendió en una nube y se quedó allí con Moisés; y proclamó su propio nombre, «Yahveh»
.
6 El Señor
pasó por delante de Moisés proclamando:
«¡Yahveh!
¡El Señor
!
¡El Dios de compasión y misericordia!
Soy lento para enojarme
y estoy lleno de amor inagotable y fidelidad.
7 Yo derramo amor inagotable a mil generaciones,
y perdono la iniquidad, la rebelión y el pecado.
Pero no absuelvo al culpable,
sino que extiendo los pecados de los padres sobre sus hijos y sus nietos;
toda la familia se ve afectada,
hasta los hijos de la tercera y cuarta generación».
8 Al instante Moisés se postró hasta el suelo y adoró.
9 Entonces dijo:
—Oh Señor, si de verdad cuento con tu favor, te ruego que nos acompañes en el viaje. Es cierto que el pueblo es terco y rebelde, pero te pido que perdones nuestra iniquidad y nuestros pecados. Tómanos como tu posesión más preciada.
10 El Señor
respondió:
—Escucha, yo hago un pacto contigo en presencia de todo tu pueblo. Realizaré milagros que jamás se han hecho en ningún lugar de la tierra ni en ninguna otra nación. Todos los que te rodean serán testigos del poder del Señor
, el imponente despliegue de poder que yo haré por medio de ti.
11 Pero presta atención a todo lo que hoy te ordeno, porque entonces iré delante de ustedes y expulsaré a los amorreos, a los cananeos, a los hititas, a los ferezeos, a los heveos y a los jebuseos.
12 »Ten mucho cuidado de no hacer tratados con los pueblos que viven en la tierra adonde te diriges. Si los haces, seguirás sus malos caminos y quedarás atrapado.
13 En cambio, deberás destruir sus altares paganos, destrozar sus columnas sagradas y derribar los postes dedicados a la diosa Asera.
14 No adores a ningún otro dios, porque el Señor
, cuyo nombre es Celoso, es Dios celoso de su relación contigo.
15 »No hagas ningún tipo de tratado con los pueblos que viven en la tierra porque ellos se entregan a pasiones sexuales en pos de sus dioses y les ofrecen sacrificios. Te invitarán a participar con ellos en comer lo que ofrecen en sacrificio, y tú irás con ellos.
16 Acto seguido, aceptarás a sus hijas —quienes hacen sacrificios a otros dioses— como esposas para tus hijos; y ellas seducirán a tus hijos para que cometan adulterio contra mí al rendir culto a otros dioses.
17 No te hagas dioses de metal fundido.
18 »Deberás celebrar el Festival de los Panes sin Levadura. Durante siete días, prepararás sin levadura el pan que comas, tal como yo te ordené. Celebra este festival cada año, en el tiempo señalado, a comienzos de la primavera, en el mes de
porque en esa fecha se cumple el aniversario de tu salida de Egipto.
19 »El primer nacido de cada animal me pertenece, incluidos los machos de las primeras crías de tus manadas de ganado y de tus rebaños de ovejas y de cabras.
20 Para recuperar la primera cría de un burro, podrás pagar rescate al Señor
entregando como sustituto un cordero o un cabrito; pero si no pagas rescate para recuperarlo, tendrás que quebrarle el cuello al animal. Sin embargo, tienes la obligación de pagar el rescate por todo primer hijo varón.
»Nadie podrá presentarse ante mí sin una ofrenda.
21 »Tienes seis días en la semana para hacer tu trabajo habitual, pero el séptimo día dejarás de trabajar, incluso durante la temporada del arado y de la cosecha.
22 »Deberás celebrar el Festival de la Cosecha,
con los primeros frutos de la cosecha del trigo, y celebrar también el Festival de la Cosecha Final
cuando termine la temporada de la cosecha.
23 Tres veces al año, todo hombre de Israel deberá presentarse delante del Soberano, el Señor
, Dios de Israel.
24 Yo expulsaré a las naciones en tu paso y expandiré tu territorio, para que nadie codicie ni conquiste tu tierra mientras te presentas ante el Señor
tu Dios esas tres veces al año.
25 »No ofrezcas la sangre de mis sacrificios con ningún tipo de pan que contenga levadura. Tampoco guardes nada de la carne del sacrificio de la Pascua hasta la mañana siguiente.
26 »Cuando recojas tus cosechas, lleva a la casa del Señor
tu Dios lo mejor de la primera cosecha.
»No cocines a un cabrito en la leche de su madre.
27 Después el Señor
le dijo a Moisés: «Escribe todas estas instrucciones, porque ellas indican las condiciones del pacto que hago contigo y con Israel».
28 Moisés se quedó en el monte con el Señor
durante cuarenta días y cuarenta noches. En todo ese tiempo, no comió pan ni bebió agua. Y el Señor
escribió en las tablas de piedra las condiciones del pacto: los diez mandamientos.
29 Cuando Moisés descendió del monte Sinaí con las dos tablas de piedra grabadas con las condiciones del pacto,
no se daba cuenta de que su rostro resplandecía porque había hablado con el Señor
.
30 Así que, cuando Aarón y el pueblo de Israel vieron el resplandor del rostro de Moisés, tuvieron miedo de acercarse a él.
31 Sin embargo, Moisés llamó a Aarón y a los jefes de la comunidad, les pidió que se acercaran y habló con ellos.
32 Luego, todo el pueblo de Israel se acercó y Moisés les trasmitió todas las instrucciones que el Señor
le había dado en el monte Sinaí.
33 Cuando Moisés terminó de hablar con ellos, se cubrió el rostro con un velo.
34 Pero cada vez que entraba en la carpa de reunión para hablar con el Señor
, se quitaba el velo hasta que salía de ella. Después le transmitía al pueblo las instrucciones que el Señor
le daba,
35 y el pueblo de Israel veía el brillante resplandor de su rostro. Así que él volvía a cubrirse el rostro con el velo hasta que entraba nuevamente a hablar con el Señor
.
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.